Page 113 - La Vida en el Sagrado Corazón
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 DLSCIIRSO DE GRADUACION PRONUNCIADO POR NUP^STRO “PRIMER EXPEDIENTE’.-
MARIA TERESA FORCADE FREIRE...
Ilustrisimo Monsenor, Reverendos Padres, Reverendas Madres, Queridos Profesores,
Senoras y senores, Companeras:
Apenas acierta el pensamiento a expresar, con la brevedad que demando la discreclon, el jubilo que rebosa en nuestras almas en esta tarde memorable. Hablar es poco, y aun as! me es casi imposible, tanto por el intimo contento que experlmento, como por la certeza de no poder darle expresion digna.
Y tenia que sucederle asi a quien como yo tiene que decirle adios al Colegio, a ese con- junto de recuerdos de ratos felices y alegres, de oequenas tristezas, de Mater, de la Capilla, de examenes y premios, de asuetos y recesos. A todo aquello, en fin que ha hecho de estos edificios nuestra segunda casa.
Si dificil nos hubiera sido el pasado mes de junio pronunciar estas breves palabras, yo com- prenderan Uds, lo imposible que resulta decir por segunda vez adios, y digo adios, aunque no de- biera decirlo porque las personas dichosas no lo dicen ni lo oyen decir jamas; pero el nuestro es un adios bien distinto. No es el broche triste, ni la puerta oscura de la despedida sin esperanza, sino alegre de quien en realidad no dice sino hasta luego; del que piensa volver para repetir otra palabra que nunca nos cansaremos de reiterar y que mas que ninguna otra encierra el sentimiento que palpita en estos momentos en el corazon de todas las graduadas: Gracias.
Muchas gracias a las Madres que con su paciente labor han sabido educornos como verda- deras cristianas animandonos en el cumplimiento del deber, siendo ellas el vivo ejempio de la frase de Marti: “ Quien dice educar ya dice querer” .
Gracias a las Hermanitas que, escondidas en sus labores, nos han hecho tanto bien, y a las profesoras, por el carino, la devocion, el esfuerzo y la paciencia conque a diario nos han ensenado.
Gracias tambien a nuestros padres, coparticipes de este nuestro triunfo, porque sin su ayuda hubiesemos desfallecido en mas de una ocasion en la ardua tarea del estudio cotidiano.
Es esto, Colegio querido, lo que todas queremos decirte.
Y es, setioros y sefiores, que el colegio significa tanto para nosotros, llevamos tan en lo hondo su huella, que es facil adivinar como en nuestros momentos dificiles habremos de volvernos a el con esa mirada que busca ayuda y que sabe que en el Colegio del Sagrado Corazon hallara iuz, hallara aliento, hallara fuerzas.
Luz para comprender que la verdadera desgracia se encuentra donde no tiene lugar la vir- tud y que solamente el sacrificio encubrela verdadera felicidad.
Aliento para luchar, hasta quiza algunas veces solas, contra el mundo,
Fuerza, para que, en aquellos momentos cuando el dolor nos selle los labios y abranues­ tros corazones, cuando la patria enlutadano permita otra cosa que la fe y la esperanza; o cuando la propia alegria se empane en la desdicha ajena, nuestra conducta, como catolicas y como cubanos, nos merece ocupor el puesto que dejo vacio en el cielo la estrella solltaria.




















































































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