Page 17 - Edición 788 de El Directorio
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El atleta Usain Bolt estrena la botella diseñada por Octave de
futuras misiones en las que los astronautas estarán fuera varios años y los aspectos psicológi- cos serán cruciales para su éxito.Y a la hora de buscar solu- ciones tecnológicas para que también ellos puedan disfrutar de esos pequeños placeres de la vida ahora vetados por las leyes de la física, parece que la nacionalidad tira. Así, del mismo modo que los italianos se en- cargaron hace un par de años de suministrar un espresso en condiciones a los tripulantes de la Estación Espacial Internacio- nal (ISS), -con su espuma, pero bebido con pajita y en recipiente de plástico-, un francés se ha empeñado en que se pueda brindar con champán en el es- pacio.Pero no hablamos sólo de beber champán, algo que se podría hacer metiéndolo en un envase y sorbiendo con una pa- jita de plástico, como se hace con otros líquidos, sino comme il faut: en copa y con burbujas. La superestrella del atletismo Usain Bolt ha sido este miérco- les uno de los primeros en beber oficialmente champán de la marca Mumm en gravedad cero.Lo ha hecho a bordo de un Airbus Zero-G, modificado para hacer un vuelo parabólico. Este avión de la compañía Noves- pace, presidida por el astro- nauta francés Jean-François Clervoy, despegó de Reims, ca- pital de la principal región pro- ductora de champán de ese país, para completar uno de estos vuelos. Básicamente, el piloto realiza una serie de pará- bolas durante las cuales el avión entra en periodos breves de ingravidez, permitiendo que sus tripulantes floten en la ca- bina como si estuvieran real- mente en el espacio. Sobrino nieto del generalEl diseñador que les ha permitido brindar con vino espumoso mientras flota-
ban pertenece a una saga tan francesa como esta bebida. Los de Gaulle. Octave de Gaulle, sobrino nieto del general galo y fundador de la agencia Spade - centrada en el diseño de obje- tos para el sector espacial-, está detrás de esta innovación. ¿Cómo ha logrado que el cham- pán no se convierta en bolas flotantes? La clave es una bote- lla dividida en dos partes. El lí- quido está en contenedor superior mientras que la cavi- dad inferior tiene un regulador de presión que se controla con el dedo y que permite que sal- gan pequeñas cantidades. Para evitar que el líquido se convierta en una bola de líquido debido a la ausencia de gravedad desa- rrolló una especie de anilla de aluminio alrededor del cuello de la botella que permite atrapar la espuma.
encontrar escondites en los que llevar alcohol al espacio de forma clandestina.Por tanto, el principal mercado potencial para este producto de lujo lo conforman, en principio, los tu- ristas espaciales dispuestos a pagar grandes sumas de dinero para experimentar la ingravidez fuera de la Tierra. Al principio, será en viajes de unas pocas horas de duración en los deno- minados vuelos suborbitales que ofertarán compañías como Virgin Galactic y que les permi- tirá disfrutar a 100 kilómetros de la Tierra de unos minutos de in- gravidez a cambio de unos 200.000 dólares.Octave de Gaulle, sin embargo, no oculta que le gustaría ver a los astro- nautas utilizando su invento. Y es que, si como ha contado Buzz Aldrin, él y Neil Armstrong bebieron un poco de vino du- rante una breve ceremonia antes de pisar la Luna en 1969, quién sabe si los primeros as- tronautas que lleguen a Marte celebrarán la gesta brindando con su champán espacial.
Mundo
El descendiente de Charles de Gaulle que ha hecho posible beber champán en el espacio
Gaulle para que los turistas es- paciales puedan brindar con champán en gravedad cero
Un café 'espresso' en el espacio La primera degustación de le- chuga espacial
Al girar la botella, la espuma se libera. En ese momento hay que acercar una copa para atra- parla. Por ello, según ha decla- rado el astronauta Jean-François Clervoy, la expe- riencia es distinta a beber champán en la Tierra,
Observar la Tierra desde una nave o desde la Estación Espa- cial Internacional (ISS) es un privilegio, hasta ahora, al al- cance de muy pocos. A cambio, pasar una temporada en el es- pacio, por corta que sea, con- lleva molestias físicas y obliga al cuerpo a adaptarse a la au- sencia de gravedad. La ingravi- dez también dificulta disfrutar de algunos de los placeres de la vida, como la gastronomía, aun- que este aspecto ha mejorado mucho y los menús de ahora poco tienen que ver con la triste comida empaquetada que to- maron los primeros astronautas y cosmonautas. Al igual que ha ido mejorando la calidad, la va- riedad y el sabor de las racio- nes que consumen, los ingenieros y diseñadores se han puesto las pilas para que vivir en el espacio sea lo más parecido a estar en la Tierra, sobre todo de cara a las largas
pues la espuma se transforma en líquido cuando está en la boca. De momento, prima la normativa y no hay pla- nes para que los astro- nautas de la ISS hagan próximamente un brin- dis. Y es que las agen- cias espaciales prohíben a sus astronautas y cos- monautas consumir al- cohol en el espacio por razones de seguridad. No obstante, los rusos tienen fama de ser más permisivos con esta norma y sus cosmonau- tas, de agudizar
Edición 788 Del 13 al 19 de septiembre del 2018
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