Page 3 - MONTT GROUP MAGAZINE, ENERO 2018 (ESPAÑOL)
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-Editorial-
La preocupación por el entorno comenzó cuando Naciones Unidas estableció la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1983, donde se planteó que el cuidado de nuestro hábitat natural y el crecimiento económico tenían que abordarse como una unidad, para lograr un equilibrio justo entre las distintas necesidades de la persona humana.
Si bien la postura de la Comisión fue simple, clara y, en esencia, compartida por todos, construir un consenso en torno a ella sigue representando un enorme desafío para la mayor parte de los países del planeta.
No es casualidad, que según el Atlas de Justicia Ambiental, -una iniciativa creada en 2012 por la Universidad Autónoma de Barcelona-, en la actualidad haya dos mil 100 conflictos activos en el orbe, liderados por India. La falta de acuerdo es tal, que la situación empeora ya que cada año se suman 350 nuevos casos. La situación de Latinoamérica no es una excepción: la región contempla conflictos ambientales en 16 países, pero los más graves se registran en Colombia(72); Brasil(58); Ecuador(48); Argentina(32); Perú(31) y Chile (30) y éstos se relacionan principalmente con la extracción minera, problemas con los combustibles fósiles y con el uso del agua. La institucionalidad medioambiental de la región es muy reciente. En el caso de nuestro país, en 2010 fue rediseñada con la promulgación de la Ley No 20.417, que dio origen al Ministerio del Medio Ambiente; el Servicio de Evaluación Ambiental y la Superintendencia del Medio Ambiente. Con posterioridad, en junio de 2012, se aprobó la Ley No 20.600 que creó los Tribunales Ambientales. No cabe duda que todavía queda mucho camino por recorrer en este ámbito; se requiere generar y construir conocimiento colectivo, para contar con más experiencia; mejorar herramientas de diagnóstico y, más que nada, crear regulaciones medioambiental de calidad, tal como quedó de manifiesto en, por ejemplo, dos casos emblemáticos de HidroAysén y Dominga. El primer conflicto se mantuvo activo durante 10 años y se cerró recién en noviembre último. En 2007 HidroAysén presentó el proyecto que contemplaba la construcción de cinco centrales hidroeléctricas y fue aprobado en mayo de 2011 por la Comisión de Evaluación Ambiental de Coyhaique. En abril de 2012 la Corte Suprema de Chile falló a favor de la iniciativa, desestimando los recursos presentados por grupos ambientalistas. En junio de 2014 ésta fue finalmente descartada por un Comité de Ministros y en noviembre de 2017, pese a todas las apelaciones, el Tribunal Ambiental de Santiago la sepultó al negar la totalidad de los alegatos formulados en contra del Comité de Ministros, manteniendo la Resolución de Calificación Ambiental desfavorable. En este caso se advirtió la postura ambivalente del Estado, respecto de una política energética de largo plazo; el país quedó sin la posibilidad
Un Nuevo Paradigma MedioAmbiental
“A mi juicio, esa dañina dicotomía entre rentabilidad y sustentabilidad debe desaparecer. Es perentorio erradicar los fanatismos políticos y crear un nuevo concepto, el de un uso responsable de los recursos, que no perjudique el desarrollo socioeconómico de la región.”
Presidente de Montt Group, Santiago Montt
de contar con energía limpia, autónoma y segura, mientras todos apuestan por las atractivas energía renovables que, hasta la fecha, constituyen sólo una promesa. El caso del proyecto Dominga también pone de manifiesto la debilidad de nuestra institucionalidad medioambiental: este proyecto ingresó al Sistema de Evaluación Ambiental en septiembre de 2013; tres años después este organismo de la IV Región de Coquimbo lo aprobó y recomendó dar luz verde al Estudio de Impacto Ambiental correspondiente, pero luego la Comisión de Evaluación, presidida por el Intendente regional y los seremis, lo rechazaron.
A mediados de este año, ante apelaciones de sus dueños, el Comité de Ministros lo descartó, lo cual produjo una crisis ministerial inédita y renunciaron al gabinete dos secretarios de Estado, de Hacienda y Economía, por estar en desacuerdo.
Dominga cumplió con toda la normativa ambiental y, sin embargo, no fue acogido, lo cual no hace más que sembrar dudas sobre el sistema actual e inhibir futuras inversiones en la zona. Además demuestra falta de certeza jurídica, algo que impedirá más inversiones en el sector, como en el caso de HidroAysén. Así se paralizan el crecimiento económico, la creación de empleo, e incluso la sustentabilidad, que implica equilibrar el pilar económico, el social y el ambiental. Otro caso lamentable ocurrido hace pocos días fue el rechazo del Plan de Descontaminación de Puchuncaví por parte de la Contraloría por un aparente error del Ministerio del Medio Ambiente.
Lo que ocurre en Chile es extensivo al resto de Latinoamérica. Las observaciones que se hacen para la gestión medioambiental en la región se relacionan con las falencias en la implementación de los Sistemas Nacionales de Evaluación de impacto ambiental; la inflexibilidad de las regulaciones y, entre otras, el uso político de las normas dictadas .
Argentina, sin embargo, se encuentra impulsando una actitud que podría liderar en la región: adoptó el desarrollo sustentable como una política de Estado, que contempla que los organismos estatales dejen de ser “policías verdes”, para compartir información relevante, no para inhibir las actividades, sino que para hacerlas sostenibles, porque sin lugar a dudas el gran desafío y, no sólo para Argentina, es emerger de la pobreza, sin dañar el medio.
A mi juicio, esa dañina dicotomía entre rentabilidad y sustentabilidad debe desaparecer, porque ambos conceptos son caras de una misma moneda. Pienso que es perentorio erradicar los fanatismos políticos y medioambientales de uno y de otro lado. Estas actitudes vehementes, viscerales,engañosas,quellevanamalasdecisionesdebemosreemplazarlas por un nuevo paradigma, el de un uso responsable de los recursos, que no perjudique	el desarrollo socioeconómico	de la región. Más	importante que nada es otorgarle dignidad	y oportunidades a los habitantes del continente.
Montt Latin American Magazine p3


































































































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