Page 3 - MONTT LATINAMERICAN MAGAZINE, NOVIEMBRE 2018 (Español)
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-Editorial-
El promedio de los ingresos fiscales por pago de impuestos en Latinoamérica es 22,7 por ciento, y el de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de 34,3 por ciento. En otras palabras, la recaudación promedio en la región es de 1,8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), muy distante del 8,4 por ciento de las naciones ricas. Según estas cifras y los comentarios de los propios organismos internacionales no es difícil darse cuenta que algo no funciona de manera correcta en los sistemas tributarios del continente, donde se observa un importante nivel de evasión y, entre otras cosas, una reducida cobertura tributaria. Parece ser que las estructuras impositivas de los sistemas regionales son todo lo contrario de lo que predomina en el Hemisferio Norte, donde el 72 por ciento de los tributos lo aportan las personas naturales y el 26 por ciento, las empresas. Es decir, hay una deficiente construcción de los sistemas impositivos, porque en nuestro continente, según antecedentes de la misma OCDE, las firmas deben entregar el 55 por ciento del total de su renta, en tanto que los trabajadores contribuyen con solo el 32 por ciento.
Por otra parte, también por problema de diseño, las tasas de evasión son muy altas, superiores al 50 por ciento, lo que revela un muy bajo nivel de cumplimiento de las obligaciones.
Todo esto constituye una mezcla explosiva, caracterizada por la creación de malos y muchas veces perversos ordenamientos tributarias, que tienen efectos negativos y distorsionadores en la economía, que desincentivan el pago de tributos y que afectan de manera más fuerte a los pobres y a los que están en una situación de extrema desigualdad.
La excesiva tributación corporativa sofoca la creación de la riqueza en su origen y aquello genera desinversión, pérdidas de empleo y el estancamiento del progreso. Primero hay que crear la riqueza para luego consumirla. De hecho la misma OCDE sostiene que esto es prácticamente un axioma, algo que se
Cambios en el Sistema Tributario Latinoamericano
“La excesiva tributación corporativa sofoca la creación de la riqueza en su origen y aquello genera desinversión, pérdidas de empleo y estancamiento del progreso. Primero hay que crear riqueza para luego consumirla. De hecho la misma OCDE sostiene que esto es prácticamente un axioma ”.
Presidente de Montt Group, Santiago Montt
confirma con la abundante literatura internacional sobre el tema: los impuestos a las empresas frenan el crecimiento económico de los países y no al revés. No cabe ninguna duda que la estructura tributaria latinoamericano necesita de una segunda generación de cambios, de reformas integrales, pero en ningún caso se trata de producir más de lo mismo. Por el contrario. Ahora no solo se debe proceder a fortalecer y modernizar la administración de los tributos, bloquear las vías de la evasión y elusión, sino que es preciso hacer hincapié en la recaudación del Impuesto a la Renta, tanto de personas como de empresa. En los últimos 30 años, los países latinoamericanos han basado parte importante de sus reformas en impuestos corporativos. Los niveles son excesivamente altos si se compara con los países desarrollados. En Colombia y Brasil llegan al 34 por ciento; en Perú y México al 30 por ciento.
En las naciones de la OCDE y resto de Europa llegan a un promedio del 23,5 por ciento y 19,5 por ciento, respectivamente, a lo que se suma que Estados Unidos redujo su tasa de un 35 por ciento a 21 por ciento. Otro gravamen excesivamente empleado es el Impuesto al Valor Agregado, IVA. Los países de la región lograron bastante madurez y experiencia en la aplicación de este tributo, porque su recaudación es fácil e inmediata, pero es muy regresivo y si se busca combatir la desigualdad habrá que buscar una fórmula alternativa para no afectar a la población de menores recursos.
La aplicación de impuestos no es neutra: todo gravamen corporativo frena el desarrollo, el avance nacional y la inversión. Tenía mucha razón el jurista norteamericano Oliver Wendell Holmes cuando decía en 1905 que “los impuestos son el precio que pagamos por una sociedad civilizada”.Tenemos que aprender a vivir con los impuestos, pero más que eso, tenemos que aprender a crear adecuados sistemas tributarios, sólidos, justos y realistas, que nos permitan relacionarnos de la mejor manera con estas obligaciones.
•Audio•
Montt Latin American Magazine p3


































































































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