Page 3 - MONTT LATINAMERICAN MAGAZINE, DICIEMBRE 2018 (Español)
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-Editorial-
Hace alrededor de 10 años los líderes sin contrapeso en Latinoamérica eran Cristina Fernández, Argentina; Evo Morales, Bolivia; Luis Ignacio Lula da Silva, Brasil; Fidel Castro, Cuba; Michelle Bachelet, Chile; Rafael Correa , Ecuador; Hugo Chávez , Venezuela; Alan García, Perú; Tabaré Vázquez, Uruguay y Daniel Ortega, Nicaragua. Uno de los pocos mandatarios de derecha era Álvaro Uribe, de Colombia.
Hoy, después de este excepcional ciclo electoral de la región que se inició en 2017 y que concluirá en 2019, el continente parece haber girado hacia la derecha, porque en la última década, Argentina, Brasil, Costa Rica, Chile, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú pasaron de elegir a un Jefe de Gobierno de izquierda a uno de derecha.
Ha sido sorprendente el aparente cambio, pero no total, porque todavía siguen gobernando representantes de la izquierda dura en Venezuela, Cuba, Nicaragua, El Salvador, Ecuador y ahora se agrega la segunda mayor economía del continente, México. No sabemos que podría pasar el próximo año con las presidenciales de Argentina si la figura de Mauricio Macri sigue decayendo, como lo ha hecho hasta ahora.
La votación latinoamericana de los últimos años parece estar demostrando que es menos ideológica y más pragmática de lo que quisiéramos pensar, impulsada por la pérdida de confianza en instituciones sólidas y tradicionales, sin importar su color o su tendencia. Parece ser un rechazo transversal, una creciente intolerancia a los marcos institucionales inoperantes, al clientelismo, a las malas prácticas administrativas, a la ineficacia estatal, a la violencia, la delincuencia y, a otras lacras como el narcotráfico, que crecen sin contrapeso en muchos países de la región.
Hoy día en la mayor parte de los países del continente, a diferencia de lo que ocurría hace 30 o 50 años, existen redes sociales, participación ciudadana real y una clase media consolidada, que ya no acepta lo que resistía antes, como ciertos grados de corrupción, vulneración de sus derechos, inseguridad. Hoy día es mucho más escéptica, educada,
Una Democracia Insatisfecha
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“Es interesante constatar el despertar de una nueva fuerza política, los evan- gélicos, un grupo que hasta hace poco era muy marginal en la región, pero que creció y hoy desarrolla un activismo re- ligioso cada vez más notorio.
Si bien la Iglesia Católica se mantiene firme con un 60 por ciento de la po- blación, los evangélicos suman ya un 19 por ciento en la región”.
Presidente de Montt Group, Santiago Montt
exigente, por lo tanto, ante el descontento generalizado, se permite un rechazo a la clase política que asume el poder y que demuestra su incapacidad de garantizar los derechos básicos de la ciudadanía.
Pero no sólo eso. Es interesante constatar el despertar de una nueva fuerza política, los evangélicos, un grupo que hasta hace poco era muy marginal en la región, pero que creció y hoy desarrolla un activismo religioso cada vez más notorio.
Si bien la Iglesia Católica se mantiene firme con un 60 por ciento de la población, los evangélicos suman ya un 19 por ciento en la región, según encuesta realizada por la organización Latinobarómetro en 18 países.
De representar menos del 2 por ciento pasaron en 2013 a ser el 5 por ciento en Paraguay; el 40 por ciento Guatemala y gran parte de Centroamérica; el 25 por ciento en Chile; el 10 por ciento en México y el 21 por ciento en Brasil.
El actual Presidente de ese país, Jair Bolsonaro contó con la intención de voto del 36 por ciento de los evangélicos, algo que fue determinante en su triunfo. Lo mismo ocurrió en México con López Obrador, quien sumó el Partido Encuentro Social, conservador y con apoyo evangélico, a su alianza electoral.
Otro hecho que explica este nuevo fenómeno electoral que llevó a estos dos inesperados triunfos en la región es que los candidatos, independientemente de su ideología capitalizaron, en el momento justo, la indignación social. Bolsonaro y López Obrador fueron capaces de nutrir la sensación de agotamiento y cansancio ciudadano, ofreciendo transformaciones casi inmediatas y decididas, con soluciones simples, pero nuevas, alejadas del modelo clásico de la escuela de la antigua política. Ambos alimentaron una especie de voto anti establishment y ganaron.
El mensaje de los votantes en este ciclo de tres años de elecciones presidenciales en la región está siendo claro y contundente: la gente está insatisfecha y por lo mismo dispuesta a castigar severamente y sin reparos a la elite política por su ineficiencia e inoperancia, venga del partido que venga.
Montt Latin American Magazine p3


































































































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