Page 4 - CORRUPCION
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MONTT GROUP MAGAZINE - 2024
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editorial
Compliance: esperanza al final del Camino
Es verdad que nuestra Región se ha transformado en una de las zonas más corruptas del mundo, según recientes informes de organizaciones como, entre otras, Transparencia Internacional.
En muchos países del subcontinente existe una suerte de impunidad generalizada y carencia total de independencia del Poder Judicial, algo que en vez de mejorar con el tiempo empeora año tras año.
La misma Transparencia Internacional sostiene que al menos dos terceras partes de los países latinoamericanos, equivalentes al 66 por ciento, tiene una calificación promedio de 43 puntos sobre 100, donde, como es sabido, cero es el más corrupto y 100 el menos.
El subcontinente se encuentra estancado en la lucha contra la corrupción y, como lo han dicho algunos expertos, este flagelo carcome a la Región.
Este es, sin lugar a dudas, un problema urgente que solucionar, de lo contrario lo que se avecina es un peligroso futuro: más delincuencia y crimen organizado; mayor malestar ciudadano y peligros para la vida democrática; incremento de la desigualdad y la polarización política; peor desempeño económico y un sostenido incremento de los índices de pobreza, que ya son altos en todos nuestros territorios.
Hoy día la corrupción, en muchos casos, forma parte de las instituciones y de la cultura latinoamericana. Su impacto en la sociedad es brutal. A nivel macro, según cifras de Naciones Unidas, de los aproximadamente 13 billones de dólares de gasto público mundial, hasta el 25 por ciento se pierde a causa de la corrupción. A nivel micro, un soborno obligado, por ejemplo, podría implicar que padres de familia de escasos recursos no puedan pagar la matrícula escolar o alimentar adecuadamente a su familia. Hay países como México donde se llega a gastar hasta un tercio de los ingresos de los trabajadores en coimas.
Un mayor grado de corrupción implica a la larga una creciente deficiencia en los servicios públicos, ya que los corruptos se quedan con la mejor parte de los fondos destinados a mejorar los sistemas de agua potable, salud, educación, energía, carreteras, es decir, en general todo aquello que ofrece bienestar y verdadero desarrollo a una nación. Por cierto, la seguridad es una de las primeras áreas en resentirse, dada las, muchas veces, estrechas relaciones que se establecen entre grupos criminales y funcionarios públicos.
Pero si bien esta es una extendida plaga, no es sólo prerrogativa de esta Región del mundo; se trata de un fenómeno global, que abarca en mayor o menor proporción incluso a las naciones que ocupan los mejores índices de las organizaciones internacionales que miden esta situación. Recordemos que los peores escándalos de corrupción respecto de blanqueo de dinero están ocurriendo en los bancos de la Unión Europea, en Dinamarca, considerado como uno de los países menos corruptos del mundo; Alemania y Suecia. También está pasando en países como Suiza, que tiene una puntuación de 82 en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, y que actualmente enfrenta una intensa batalla en contra del persistente blanqueo de capitales en sus legendarios bancos, donde acaudalados grupos de ese continente fácilmente gestionan sus dudosas operaciones, mientras algunas entidades financieras actúan de intermediarias.
Queda mucho por hacer en materia de corrupción en el mundo y, por supuesto, en nuestro subcontinente.
Sin embargo, con todo y pese a todo, en la Región se vislumbra una oportunidad, una luz de esperanza que en un principio era apenas visible, tan tenue que más parecía un espejismo que una realidad. Pero hoy esa luminosidad se ha intensificado cada vez más y comienza a observarse como una posibilidad real.
Me refiero al nuevo ordenamiento jurídico que está surgiendo en el sector privado gracias a la dictación de leyes que favorecen el cumplimiento normativo o compliance.
Como lo ha definido la organizacion World Compliance Association, este concepto se refiere al conjunto de procedimientos y buenas prácticas que implementan las entidades para la identificación y clasificación de los riesgos operativos y legales a los que se enfrentan. Adicionalmente, el compliance tiene que ver con la integridad, la transparencia y, por supuesto, con la gestión de los riesgos, el riesgo de corrupción, de manera específica.
Es decir, en otras palabras, el compliance está surgiendo como un modelo efectivo para combatir la corrupción, devolviendo a la sociedad, aunque lentamente, una suerte de subordinación al orden jurídico, única manera que tienen las naciones de avanzar en orden y paz hacia el desarrollo. De esta forma, se estaría reivindicando algo clave para el progreso y la buena convivencia, el Estado de Derecho, que en algunos países del subcontinente se encuentra en franco cuestionamiento.
Sí, porque el compliance es mucho más que acatar una norma, ya que puede llegar a constituir una verdadera cultura empresarial virtuosa que respete la normativa vigente y cree modelos de prevención y riesgos del delito corporativo.
En la mayor parte de los países donde se promulgaron las leyes de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas y otras disposiciones complementarias, el sector privado ha iniciado un viaje hacia la integridad. Con toda esta normativa, las empresas pueden responder penalmente por los actos de sus empleados. Asimismo, se crea un modelo de prevención de delitos, mecanismo que consiste en un conjunto de variadas herramientas y actividades de control que pueden realizar las organizaciones sobre los procesos o actividades expuestos a los riesgos de comisión de los delitos señalados por esta ley.
Esto es algo que está ocurriendo en muchos países de la Región, donde Chile se destaca, ya que fue el primero en promulgar una ley de esta naturaleza, pero Brasil se encuentra liderando, gracias a la investigación anticorrupción que realizó con motivo de uno de los mayores escándalos de las últimas décadas, Lava Jato. El resto de los países avanza con distintos grados de prontitud y dificultad, pero todos se están proyectando, gracias a estas leyes, hacia el futuro.
En un mundo muchas veces dominado por la violencia y la irracionalidad, es reconfortante asistir a un proceso donde es la justicia y sus regulaciones las que están moldeando y guiando los procesos sociales, aunque esto sea todavía de manera incipiente.
Santiago Montt, Presidente Montt Group
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