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Primeros Auxilios. Tema 4
Trataremos de adaptar nuestro vocabulario a la edad del niño para asegurarnos de que comprende nuestro mensaje y le daremos respuestas claras y sencillas exentas de detalles escabrosos. Trataremos también de mantener un tono de voz suave y calmado que les transmita tranquilidad. En el proceso de comunicación hay que tener en cuenta variables como la edad del niño, su estado físico y estado anímico en el momento de nuestra intervención. No será adecuado mentirle acerca de lo ocurrido o darle falsas esperanzar o promesas que no vamos a poder cumplir.
Decálogo de actuación con el niño o menor:
1. Mantener en un principio una distancia apropiada respecto al niño.
2. Establecer un contacto ocular.
3. Identificarte como personal de ayuda.
4. Utilizar instrucciones sencillas y firmes.
5. Asegurarte de que te atiende y te comprende.
6. Animar al niño por lo que hace bien durante el rescate.
7. Entretenerle si está nervioso y obstaculiza el auxilio.
8. Anticiparle lo que se va a hacer durante los primeros auxilios.
9. Escuchar activamente al niño, dándole muestras verbales y no verbales de ello.
10. Responder a las necesidades de información del niño, sin mentirle.
Comunicación con ancianos
A la hora de establecer una relación de ayuda con una persona mayor tenemos que tener en cuenta algunas de las características que acompañan al proceso natural de envejecimiento:
Aumento de fragilidad biológica, psicológica y social y menor respuesta a las modificaciones del medio que nos rodea.
Déficits motores (enlentecimiento, falta de equilibrio, pobre coordinación psicomotriz, etc.), déficits sensoriales (audición, visión, olfato...) y déficits cognitivos y psicológicos (atención, memoria, aprendizaje...).
Cambios sociales (jubilación, pérdidas de familiares...) que condicionarán la respuesta de la persona.
Una persona mayor no necesariamente está senil o confusa y suelen ser razonables y proporcionar un relato claro, pero debemos tener en cuenta que son especialmente vulnerables durante e inmediatamente después de la vivencia de un evento crítico. Al disminuir la capacidad de adaptación, el estrés de una situación de emergencia puede llevar a la aparición de conductas regresivas (comportarse
Berta Pinilla Santos /Jorge Sances Criado
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