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Aunque como se ha mencionado antes cientos de miles de aminoácidos pueden estar formando cadenas péptidas, sólo hay 22 que pueden ser utilizados para formar estructuras proteicas. En la naturaleza existen dos formas de configuración de los aminoácidos: la forma D y la L, siendo la última la que tiene efectos biológicos sobre el organismo humano.
Hay 9 aminoácidos que desempeñan funciones esenciales para la vida y deben consumirse a diario ya que el organismo no los puede sintetizar a partir de otras fuentes: leucina, isoleucina, valina, lisina, treonina, metionina, fenilalanina, triptófano e histidina (sólo esencial en la infancia y en adultos que no pueden sintetizarlo endógenamente).
El resto de aminoácidos se denominan no esenciales porque pueden ser sintetizados a partir de los esenciales (también se pueden obtener a través de la dieta y de otras sustancias como los carbohidratos): alanita, asparagina, ácido aspártico, citrulina, glutamato, glisina, ornitina, serina e hidroxiprolina. Hay algunos que en situaciones de altas exigencias psicofísicas o en estados patológicos incrementan sus necesidades y pueden considerarse como posiblemente esenciales, debiendo ser obtenidos a partir de la dieta: arginina, glutamina, taurina, cisterna, tirosina y prolina.
A nivel energético, el aporte de energía por degradación directa de los aminoácidos es muy escasa, entre el 3% y el 5% en ejercicio intenso sostenido, pudiendo llegar al 10%-12% del total de la energía producida si las reservas de glucógeno son bajas.
En relación al balance de nitrógeno, existe una relación entre el consumo de proteínas y el nitrógeno retenido en el organismo ya que se estima que el contenido medio de nitrógeno en las proteínas de la dieta es de un 16%. Cuando se excreta más nitrógeno del que se consume se produce un catabolismo proteico y se entraría en un balance negativo de nitrógeno. Puede deberse a un aporte inadecuado de aminoácidos esenciales o si el consumo de proteínas global es insuficiente. Esta situación no puede prolongarse mucho ya que el organismo no dispone de almacenes de proteínas como en el caso de carbohidratos o grasas.
Si el consumo de nitrógeno supera al excretado se habla de anabolismo proteico o balance positivo de nitrógeno, y si el aporte es igual al de la eliminación, se denomina balance neutro. Existe, en el alto rendimiento, un 4o balance denominado altamente positivo, que corresponde a una máxima retención de nitrógeno para construir masa muscular, y que puede coincidir con el uso de suplementos.
El aporte de proteínas recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para población adulta sedentaria es de 0,8 gr por kilo de peso. Existen numerosos estudios que demuestran que este aporte es insuficiente cuando se realiza actividad física sistemática, o si se desea aumentar la masa muscular, o si se consumen dietas hipocalóricas. En estos casos se aconseja un aporte mínimo de 1,1 gr por kilo de peso al día. Para personas activas la recomendación va desde 1,2 a 2,5 gr dependiendo de la actividad y situación personal (deportistas de resistencia aeróbica 1,2 gr/kg/día; fuerza desde 1,6 gr/kg/día).
Existen prejuicios infundados acerca de consumir cantidades superiores a 0,8 gr/kg/día en personas sanas, activas y que ingieran adecuados niveles de líquido. Las proteínas ingeridas por encima de las necesidades se degradan, el nitrógeno se excreta por el riñón y el resto de cetoácidos son metabolizados y empleados en procesos de producción de energía, o síntesis de glucosa o grasa. Sí puede ser negativo para el rendimiento un consumo excesivo en detrimento de otros macronutrientes.
FACTORES FISIOLÓGICOS DEL ALTO RENDIMIENTO – TEMA 10 4