Page 12 - Mi bebé y yo 331 - Abril 2020
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  #inteligenteantesdenacer
  ME MUEVO,
LUEGO EXISTO
El psicopedagogo Jean Piaget califica la psicomotricidad como la primera inteligencia. A través de la capacidad de realizar gestos y desplazarse en su pequeño espacio,
el feto no se limita a tener comportamientos de simple reacción o defensa propia, sino que empieza, alrededor de las 12-13 semanas de embarazo,
a hacer algo creativo, como “explorar” su rostro o el cordón umbilical con las manitas.
Y, si los movimientos eran globales y caóticos en la
edad embrionaria, con el paso de las semanas, se vuelven más especializados.
Esta actividad motriz es
un entrenamiento para el nacimiento, para el esfuerzo que el pequeño tendrá que realizar para atravesar el canal del parto, así como para
los momentos posteriores. Por ejemplo, los actos de succión y deglución, visibles a partir de las 12-13 semanas, le preparan para la lactancia y la respiración. Entre las 15 y las 20 semanas, mientras el cerebro se prepara para formarse definitivamente desde el punto de vista celular, los movimientos
se vuelven más armónicos y programados. El feto parece tener hipo, sonreír y llorar. Durante el sueño REM, que aparece al final del segundo trimestre, adopta expresiones de miedo, alegría o rabia.
Él no sabe qué son estos sentimientos, pero habitúa al cuerpo a manifestarlos en el futuro.
HABILIDAD PARA MOVERSE
Si observamos a un recién nacido, notaremos que sus gestos no están coordinados, y que los brazos efectúan movimientos espasmódicos, describiendo trayectorias en zigzag. En otras palabras, sus movimientos no
son intencionados, sino automáticos. Sin embargo, un estudio ha demostrado que, a partir de las 22 semanas de gestación, el feto realiza algunos actos que indican una conciencia y una voluntad precisas, concretamente, cuando se acerca la manita a los ojos y a la boca. En definitiva, la competencia motriz
de un feto parece ser superior a la de un recién nacido. ¿Cómo es posible? Esto demuestra que el desarrollo de la mente tiene lugar antes del nacimiento en gran medida. Después de este acontecimiento, se asiste a una especie de regresión que, no obstante, tiene una explicación lógica. El niño ha entrenado su musculatura en un ambiente fluido y angosto y, cuando se enfrenta
a la gravedad y la falta de referencias espaciales, tiene que volver a aprender a moverse. En conclusión, el crecimiento de un individuo humano es lineal
y progresivo, y empieza a serlo mucho antes del parto.
           #12# Mibebeyyo















































































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