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UNA GUÍA PRÁCTICA PARA CUIDAR LA HIGIENE DENTRO Y FUERA DEL HOGAR Y EVITAR INFECCIONES Y OTROS PROBLEMAS.
1 UNA COCINA LIBRE DE BACTERIAS
La cocina es la zona en la que se preparan los alimentos y en la que, algunas veces, damos de comer al pequeño.
• Por ello, se debe prestar una especial atención a su limpieza y desinfección en los siguientes puntos críticos: las superficies de apoyo o las tablas
donde se cortan alimentos, para evitar que las posibles bacterias patógenas (presentes, por ejemplo, en la carne cruda, la verdura sin lavar o la cáscara
de huevo) contaminen los alimentos; el fregadero, que puede albergar más
de un millón de bacterias por centímetro cuadrado; el interior de la nevera, especialmente contaminado debido a las bacterias que provienen de los alimentos crudos; y los estropajos y los trapos de cocina, que pueden acumular más carga microbiana que el inodoro. Asimismo, si el niño come sentado en una trona, es importante retirar los restos de comida y limpiar y desinfectar la bandeja después de cada uso, sobre todo si sobre ella se colocan alimentos.
2 MÁXIMO CUIDADO CON EL SUELO
Las bacterias potencialmente patógenas que proliferan en nuestras casas son las responsables de infecciones gastrointestinales, como la Escherichia coli, la Salmonella y el Campylobacter. Éstas se encuentran en el suelo,
y pueden provocar trastornos en los pequeños, que gatean por todas partes, tocan objetos y superficies, y se llevan las manos a la boca.
• Para controlar su difusión, se debe limpiar y desinfectar el suelo con frecuencia. Primero, hay que eliminar los restos de comida y otros residuos utilizando, preferiblemente, un aspirador con filtros HEPA. Después, se debe fregar el suelo con un limpiador desinfectante que ofrezca una higiene en profundidad, de forma segura y saludable. Un dato curioso: las bacterias solo necesitan diez segundos para colonizar un alimento que se ha caído al suelo.
3 LA LIMPIEZA DEL BAÑO
El baño es el sitio que utilizamos para la higiene diaria de la familia y, además, es el espacio donde se ubica el inodoro y, por lo tanto, es utilizado muy a menudo. Por este motivo, debe desinfectarse en profundidad, eliminando los gérmenes de las superficies y evitando la formación de moho.
• Se debe prestar atención a los rincones preferidos por los gérmenes (grifos, azulejos, bañera, etc.), así como al inodoro, que puede contener cal
y óxido, y provocar malos olores: los expertos recomiendan su desinfección cada 1-2 días. Ojo con los cepillos de dientes, pues son un foco importante de microbios. El vaso donde se colocan debería desinfectarse una vez a la semana.
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