Page 13 - Mi bebé y yo 350 Septiembre-Octubre 2022
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De 3 a 6 años
1. Come solo cualquier tipo de alimento sin ayuda
y muestra interés en la preparación de los alimentos (colabora según sus posibilidades).
2. Conoce los lugares en los que pasa el tiempo y se desplaza por ellos con seguridad e independencia (casa, colegio, etc.). Incluso identifica y asocia elementos de la ciudad a lugares que ha visitado antes.
3. Se entretiene solo y puede estar largos períodos de tiempo (15-30 minutos) sin supervisión.
4. Muestra interés en las tareas domésticas y colabora en la medida de sus posibilidades.
5. Se preocupa por recoger y mantener el orden de sus juguetes, sus libros, etc.
6. Respeta las reglas de los juegos en los que participa. 7. Actúa de forma independiente y atrevida en parques
y espacios similares.
8. Realiza pequeñas tareas o recados que impliquen asumir pequeñas responsabilidades sin problema (llevar o decir algo a alguien, etc.).
9. Anticipa momentos o rutinas cotidianas y se adapta a ellas (poner la mesa antes de comer).
10. Se viste y realiza rutinas básicas de higiene y aseo personal sin ayuda (salvo la ducha o el cepillado de dientes).
SOBREPROTECCIÓN: ¿CÓMO AFECTA A SU AUTONOMÍA?
• La hiperpaternidad o crianza sobreprotectora limita gravemente las posibilidades de desarrollo de la autonomía de los niños. Con la mejor de las intenciones, y bajo la excusa de evitar fracasos, frustraciones
y sacrificios a sus hijos, los padres sobreprotectores arrebatan a los niños la posibilidad de aprender a gestionar estas emociones y, por lo tanto, la posibilidad de responsabilizarse de sus propios actos (puesto
que, en realidad, nunca hacen nada por sí mismos).
• Esta falta de entrenamiento, a la larga, termina generando personas completamente dependientes,
sin habilidades propias para gestionar situaciones adversas o hasta el más mínimo contratiempo.
Y tarde o temprano, termina apareciendo el sentimiento de frustración y fracaso.
• Además, este tipo de modelo de crianza tampoco favorece el desarrollo de un autoconcepto positivo,
ya que tiende a transmitir la sensación de que el niño no es capaz de hacer nada por sí mismo. Con nuestros actos, estamos anticipándoles unas expectativas de lo que son capaces de llegar a hacer. Cuando los límites son demasiado estrechos y el margen de actuación es mínimo, los niños tienden a interiorizar e interpretar que no van a ser capaces de hacer las cosas por sí solos, así que no vale la pena ni intentarlo. Es lo que habitualmente se conoce como “profecía autocumplida” o “efecto Pygmalion”, ya que los actos de los padres tienden a favorecer comportamientos de sus hijos que confirmen sus expectativas iniciales,
aun cuando estas infravaloren sus capacidades.
LA CLAVE: RESPETAR LOS RITMOS DEL NIÑO
• Tampoco se trata de abandonar a los niños a su suerte pensando que así son más libres. Dejarles
a la deriva, a la larga, solo generará inseguridades, ansiedad y sensación de abandono. Como en todo, hay que alejarse de los extremos para encontrar el punto de equilibrio entre una crianza hiperprotectora
y un modelo de paternidad ausente.
• Es importante acompañar a los niños con cariño, respeto, y dándoles el espacio y el tiempo que necesiten, porque cada uno tiene su propio ritmo y debemos respetarlo. Y, sobre todo, hay que saber dar un paso al lado cuando empecemos a detectar señales de que son capaces de empezar a volar solos.
Mibebeyyo #13#