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#cuidatumicrobiota
Hace tiempo que se habla de los posibles efectos de los microplásticos, minúsculos fragmentos
de plástico difundidos en el ambiente y capaces de entrar en la cadena alimentaria (por ejemplo,
a través de algunos productos del mar). Pero, hoy en día, genera una mayor alarma el posible efecto
de los “nanoplásticos”, fragmentos más pequeños (millonésimas de milímetro), que pueden incluso penetrar en el interior de las células. Los consumimos a través del agua y los alimentos y, según estudios muy recientes publicados en la revista Science Bulletin, la exposición prolongada de ratones a estos contaminantes puede alterar el ADN de su flora intestinal, influyendo en la absorción de los alimentos, inflamando las paredes intestinales, modificando el equilibrio hormonal y el sistema inmunitario.
¿Podría ocurrir lo mismo en seres humanos? Todavía se desconoce, pero, ante la duda, es preferible reducir al mínimo el uso doméstico de plásticos y variar la alimentación todo lo posible.
EL PAPEL DE LAS BACTERIAS
A nivel de la mucosa del intestino, existen millones
de bacterias que constituyen la “microbiota intestinal”,
y que son fundamentales para el bienestar. Podríamos decir que nosotros somos el “planeta” en el que vive una población de microorganismos, cuyo comportamiento
es determinante para la salud. El intestino está habitado por bacterias “buenas” que nos ayudan: constituyen
una barrera para los gérmenes nocivos, participan en
las funciones digestivas, eliminan las toxinas, estimulan
el sistema inmunitario, y algunas de ellas producen vitaminas muy valiosas, como la B12 y la D. Ya se ha probado que su desequilibrio puede ser la causa de varias patologías: nos puede hacer engordar, predisponernos a sufrir diabetes y alergias, e incluso favorecer la depresión y los trastornos del estado de ánimo.
¿MICROBIOMA O MICROBIOTA?
Hoy hablamos de “microbiota” y “microbioma” como si fuesen la misma cosa. En realidad, existe una diferencia importante: el microbioma es el conjunto del material genético (el ADN) presente en estas especies.
La diferencia es importante, puesto que se ha comprobado que existe una interacción entre el ADN de las bacterias intestinales y nuestro propio patrimonio genético, hasta el punto de que, favoreciendo el crecimiento de algunas bacterias, y no de otras, podemos dirigir nuestro propio desarrollo, haciéndonos, por ejemplo, menos propensos a padecer determinadas enfermedades. La alimentación no es el único factor que hay que tener en cuenta para mejorar y mantener una microbiota sana y eficaz, pero, sin duda, es uno de los más importantes.
#76# Mibebeyyo
Cuidado con los nanoplásticos