Page 10 - Mi bebé y yo 344 - Octubre/Noviembre 2021
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#túeressumejorejemplo
La forma en la que nos dirigimos a nuestros hijos es una especie de moldeador, un aspecto que, sumado a muchos más, va dándole forma a
la personalidad que están desarrollando. Siempre pensamos en las palabras como un conjunto de letras que simplemente sirven para comunicarnos con los demás. Pero es importante conocer y darles el poder y el peso que realmente tienen, ya que, aparte de condicionar la manera en la que nos relacionamos con las personas que nos rodean, las palabras también forman parte de nuestro diálogo interno. Ante determinadas emociones y/o situaciones
que implican tomar una decisión, todos meditamos, pensamos, barajamos opciones, y lo resolvemos
con la ayuda de un diálogo interno; y la manera
en la que nosotros mismos nos hablamos de forma casi automática e inconsciente también determina
y condiciona la respuesta que damos, ya sea a modo
de emoción o de conducta. Es así como nuestras palabras también pueden llegar a ser nuestro mejor aliado, o, por el contrario, nuestro peor enemigo, dependiendo siempre del grado de positividad
o negatividad que lleven consigo.
• Pensemos ahora en la repercusión que esto
tiene en nuestros hijos. Para un buen desarrollo
de su personalidad, es clave entender que la forma en la que nos comunicamos con ellos tendrá (independientemente de la carga emocional) un amplio vocabulario que ellos mismos adoptarán y harán suyo, no solo para comunicarse con los demás, teniendo un gran peso en cuanto al desarrollo de
sus habilidades sociales, sino también para hablarse a sí mismos todo el tiempo. Si los mensajes siempre llegan con palabras que carecen de cariño y con
una connotación negativa, su diálogo interno también las utilizará para hablarse a sí mismos de esta manera.
CÓMO FAVORECER
SU AUTOESTIMA
La percepción que nuestros hijos tienen de sí mismos
está estrechamente vinculada y condicionada también con la forma en la que nosotros les tratamos. Esto implica, dentro de nuestra interacción y educación, a la comunicación y al lenguaje. Veamos seis formas de utilizar las palabras para favorecer la autoestima de nuestros hijos e hijas.
FUERA ETIQUETAS Y JUICIOS. De forma inconsciente o no,
a lo largo del día, adjudicamos infinidad de adjetivos y destacamos
cualidades y defectos de los demás. En el caso de nuestros hijos, todo aquello que reciben de nuestra parte (siendo nosotros su máxima y más fiel referencia) será lo que ellos crean de sí mismos también. Palabras
y frases que describen su carácter, como, por ejemplo, “eres un poco vago”, “las matemáticas no son lo tuyo”, “¡¿eres tonto?!”, “¡pero qué pesada eres!”, les ayudan a crear su propia imagen y condicionan su forma de ser y de relacionarse con los demás. Lo mismo sucede con las respuestas
que damos ante situaciones muy frecuentes que se dan en la mayoría de familias con niños, como: “¿Has tirado el vaso de leche otra vez? ¡Si es que sabía que iba a pasar! ¿No sabes hacerlo bien? ¡Siempre estás igual, el más descuidado de la familia!”. “¿Otra vez vienes con el pantalón roto del cole? ¡Te dije que no llevaras ese pantalón! Ya sabía yo que lo ibas a traer roto. ¡Qué torpe eres, hijo mío!”.
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