Page 77 - Mi bebé y yo 344 - Octubre/Noviembre 2021
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La revista científica Science Translational Medicine ha publicado recientemente
un estudio que, trabajando con modelos animales, ha demostrado que una dieta rica en azúcares favorece
la inflamación del intestino
en ratones, precisamente, modificando la composición de su microbiota intestinal. Concretamente, la glucosa favorece el crecimiento de algunas bacterias capaces
de dañar la capa de moco
que protege la pared intestinal. La menor protección permitiría a las bacterias y las toxinas sobrepasar más fácilmente
la barrera intestinal y, en consecuencia, causar un estado inflamatorio. Un motivo más para controlar el consumo
de azúcares y no incentivar la pasión por el dulce en nuestros niños.
MÁS FIBRA, SÍ, ¿PERO CUÁL?
En materia de alimentación, uno de los descubrimientos más relevantes de los últimos años está relacionado
con la importancia de la fibra para la microbiota intestinal. Sin embargo, no toda la fibra afecta a la microbiota.
Para mantenerla saludable, es necesario apostar por la fibra “prebiótica”, los denominados MAC (Microbiota Accessible Carbohidrates), que pueden ser metabolizados por los microbios intestinales, favoreciendo el desarrollo de los microbios “buenos”.
La inulina es la fibra prebiótica MAC más conocida y la encontramos en diferentes hortalizas, como la achicoria,
la alcachofa, la cebolla y los tubérculos, así como otras
fibras MAC abundan también en las crucíferas (col, coliflor
y brócoli) y en las legumbres. En cambio, la celulosa, que
es la fibra más abundante en el reino vegetal, no influye
en la composición de la microbiota, de modo que no sirve de mucho insistir con los cereales integrales, con los que, por el contrario, conviene moderarse en los primeros años de vida, dada su posible acción irritante sobre el intestino.
ALIMENTOS ENRIQUECIDOS
En caso de estrés, trastornos estacionales, excesos alimentarios
y tratamientos antibióticos, pueden ser beneficiosos los alimentos enriquecidos con fermentos probióticos, es decir, alimentos a los que
se les han añadido microorganismos similares a los buenos que habitan en nuestro intestino y que, una vez ingeridos, llegarán vivos y vitales,
lo colonizarán y llevarán a cabo diversas funciones beneficiosas para
el organismo. La investigación sobre la potencialidad de los probióticos se encuentra en continuo desarrollo, pero ya parecen haberse comprobado dos efectos comunes: generalmente, mejoran la funcionalidad del intestino y también pueden reforzar la protección frente a las infecciones. Dicho esto, es importante recordar que una dieta variada, rica en vegetales, como la mediterránea, sigue siendo el modelo que se debe seguir también en lo que respecta a la salud intestinal.
Mibebeyyo #77#
¡Menos azúcar!