Page 13 - Mi bebé yo 347 Marzo-Abril 2022
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¿Qué importancia tiene la genética y el ambiente en el desarrollo óptimo del cerebro del niño? ¿Hay alguna más determinante
que la otra?
• La genética y el ambiente son fundamentales para el desarrollo del cerebro. En el libro, pongo un ejemplo que es muy ilustrativo:
a la hora de construir una casa, tan importante es tener unos buenos planos, realizados por un buen arquitecto, como los materiales que se utilizan para ello. Con la genética y el ambiente, sucede exactamente lo mismo. Ambos son importantes.
• Existen ciertos trastornos que tienen una carga genética muy importante: hablamos del trastorno por dé cit de atención con hiperactividad o de la esquizofrenia. En cambio, en otros trastornos, el ambiente resulta determinante: es el caso de los trastornos del estado de ánimo, la ansiedad, las fobias o las depresiones. Al nal, el con icto sobre qué pesa más es difícil de resolver. Simplemente, hay que tener en cuenta que tanto la genética como el ambiente in uyen en el desarrollo del cerebro del niño, por lo que hay que tener en cuenta a los dos.
A rmas que la idea de “cuanto más estimulemos
a nuestros hijos, mejor” es completamente falsa.
Sin embargo, necesitamos un mínimo de estimulación para que nuestro cerebro se desarrolle de una
manera sana...
• El cerebro y la naturaleza tienen unos tiempos,
unos ritmos, y no por estimular más al niño vamos
a conseguir que el cerebro se desarrolle mejor o que se desarrolle antes. Desde luego, una de las grandes necesidades emocionales que tienen nuestros hijos
es que les estimulemos, pero es importante también aquí evitar los extremos, que, en este caso, sería la negligencia, que es la ausencia de estimulación,
o la sobreestimulación, el exceso de estímulos,
a la cual muchos de nuestros niños están expuestos, con tantas extraescolares y dispositivos tecnológicos
a los que tienen acceso. Una vez más, tanto el dé cit como el exceso van a tener una repercusión importante en el desarrollo del cerebro.
• ¿Dónde está, entonces, el término justo? En cada niño. Hay que estimular a nuestros hijos en función de lo que necesiten. Hay niños que son más activos, más curiosos, que necesitan más estimulación, y otros que, en cambio, lo son menos. Todos compartimos que somos curiosos y que necesitamos estimulación, pero el término medio está en cada niño y cada niño tiene su respuesta.
Esto es como si preguntamos, “¿cuánto arroz le sirvo
al niño?”. Pues no lo sé, pregúntale a él cuánta hambre tiene. Desde fuera, no podemos saber cuánto arroz
le ponemos al niño, ni cuánto le estimulamos.
Habrá que ir viendo qué es lo que el niño necesita.
¿Existen diferencias en el cerebro de niños y niñas?
¿En qué aspectos prácticos del día a día se notan estas diferencias? ¿Debemos acompañarlos de una manera distinta?
• Sin lugar a dudas. El cerebro del niño y del hombre
es diferente en comparación con el cerebro de la niña
y de la mujer. Y nos encontramos con estas diferencias ya desde el nacimiento. En términos genéricos, podríamos decir que los niños se muestran más atraídos por materiales u objetos, sobre todo los que tienen
que ver con coches o artilugios tecnológicos. De media, a los niños se les suelen dar mejor las matemáticas, son mejores en razonamiento y en orientación. En cambio, las niñas, desde bien pequeñas, muestran una mayor predisposición hacia las personas, en lugar de hacia los objetos. Tienden a establecer un mayor contacto visual con su mamá y su papá, son más empáticas, tienen una mayor facilidad para el lenguaje y la gestión emocional es mucho mejor. Y todo esto se debe a que son más maduras cerebralmente hablando y, por tanto, su corteza prefrontal, que es el cerebro amarillo, que es la zona que se encarga de la gestión del resto del encéfalo, aparte de alcanzar ese desarrollo antes, tiene un desarrollo bastante mejor. Es decir, las mujeres son más ejecutivas, cerebralmente hablando, que los varones.
• ¿Debemos acompañarlos de una manera distinta?
Sí, pero no por el hecho de que sean niños y niñas, sino porque son personas diferentes. A cada niño hay que acompañarle de una manera distinta. ¿Por qué? Porque cada niño es distinto, y tiene predisposiciones, gustos
e inclinaciones diferentes.
Mibebeyyo #13#