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3¿CÓMO PODEMOS FAVORECER SU CAPACIDAD DE PONERSE DE PIE Y VOLVER A LEVANTARSE CUANDO SE CAE? Levantarse y volver a agacharse a voluntad es una conquista muy satisfactoria, dado que permite experimentar con libertad y seguridad todos los movimientos practicables en horizontal. • Hay que dar al pequeño la oportunidad de desplazarse
4 por el suelo, sobre una alfombra o una colcha, ofreciéndole también algún juguete adecuado que tenga que alcanzar, así como buenos apoyos a los que se pueda agarrar.
Este “gimnasio” de la motricidad casero, sencillo y sin ningún peligro para el pequeño, se convertirá en el rincón ideal
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para madurar sus posteriores competencias motrices.
¿QUÉ ERRORES SE DEBEN EVITAR EN LA FASE ANTERIOR
A LOS PRIMEROS PASOS?
• No, a los parques de juegos clásicos, que con nan al niño en un espacio muy limitado. Tampoco es conveniente utilizar un andador, ya que puede retrasar los primeros pasos con autonomía e, incluso, hacerle correr el riesgo de adquirir posturas inadecuadas y sufrir accidentes.
• Asimismo, conviene decir “no” a la mano de los adultos para ayudarle a dar sus primeros paseos o a levantarse después de cada caída. Ayudándole siempre se inhibe su iniciativa
y se le ofrece una percepción falseada de sus capacidades.
¿POR QU5É LOS NIÑOS
DAN SUS PRIMEROS PASOS
“DE LADO”?
Ninguna conquista es inmediata. Principalmente,
los desplazamientos en el suelo permiten practicar
al pequeño, midiendo
las distancias, los objetos
y las diferentes alturas, percibiendo su cuerpo
en el espacio y poniéndose
a prueba frente a los obstáculos y las di cultades.
• Este “entrenamiento” horizontal es la fase que
le lleva a ponerse de pie
y, a continuación, a dar sus primeros pasos. Sin embargo, una vez más, antes de poner un pie delante del otro, avanzando en el espacio,
el niño experimenta el denominado desplazamiento lateral, es decir, camina de lado sujetándose con las manos al apoyo seguro
que representa, por ejemplo, un sofá, un sillón o una mesa. Por ello, en esta etapa,
está desaconsejado el uso excesivo de hamaquitas
y sillas de paseo, dado que representan una limitación para aprender a caminar espontáneamente. Por
el contrario, vía libre a los clásicos correpasillos, que fomentan que el pequeño
se desplace hacia delante.