Page 45 - MIB 343 Septiembre 2021
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3A partir de los 11-14 meses, el niño 7El zapato debe estar confeccionado
empieza a dar sus primeros pasos. Ahora,
los pies del bebé soportan, durante todo el tiempo que camine, el peso de su cuerpo. Para mantenerse en pie, el niño necesita unos zapatitos que le proporcionen la seguridad
y el equilibrio necesarios para caminar.
Es, en este momento, cuando los zapatitos deben elegirse cuidadosamente, teniendo
en cuenta que se trata de unos piececitos todavía vacilantes, que pueden adoptar
vicios o posturas forzadas por la sobrecarga a la que estarán sometidos.
4 Los zapatos para los primeros pasos deben ser suaves y cómodos, y dejar libres las articulaciones, para permitir la completa
libertad de movimientos. Asimismo, la horma debe ser ancha, para que el calzado no le apriete ni le obligue a superponer los dedos.
5 La puntera y el contrafuerte del talón deben estar reforzados. La inmensa mayoría de los niños tiene tendencia a echar
el talón hacia fuera, por lo que se necesita un contrafuerte que ayude al talón a mantenerse en actitud vertical. Aunque  rme, el contrafuerte también deberá estar correctamente almohadillado, para evitar posibles roces.
Por su parte, la puntera ha de ser ancha y
alta, para permitir el movimiento de los dedos.
6La suela del calzado tiene que ser  na
y  exible, sobre todo en el punto donde se articulan los huesos de los dedos, en la zona
en la que el pie se  exiona al caminar. Asimismo, es importante que sea antideslizante, para evitar que el pequeño resbale.
con materiales naturales, suaves
y transpirables. Estos materiales deben permitir al pie del pequeño “respirar”, para evitar la maceración de la piel y las posibles infecciones por hongos. El calzado también debe ser ligero, y cómodo de poner y quitar. Asimismo, debe quedar bien sujeto al pie, pero sin comprimir.
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Los tobillos del niño deben estar libres para permitir la correcta  exión y extensión del pie. Una bota excesivamente alta
y rígida impide los movimientos naturales del pie y es nociva para la marcha del niño. Por lo tanto, hasta que no sea más mayorcito, se deberá evitar este tipo de calzado.
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el  n de permitir al pequeño una cierta movilidad dentro del zapato.
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No se debe reutilizar el calzado de los hermanos o de otros niños. Los zapatos se amoldan al pie de cada niño, que tiene
La talla tiene que ser la adecuada:
entre el extremo del pie y el  nal del zapato
debe quedar una distancia de 1 a 1,5 cm, con
una pisada característica. Los expertos alertan de que al utilizar un calzado usado se fuerza al niño a pisar con la forma que ya había adoptado ese zapato. Esto puede provocar un mal apoyo al caminar, y llegar a causar molestias e incluso malformaciones en el pie. Además, aunque aparentemente el zapato esté nuevo, el interior puede estar deteriorado y provocar rozaduras
o heridas. Asimismo, el calzado puede acumular bacterias en su interior, responsables del mal olor y de la aparición de hongos.
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