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Este 23 de junio se cumplen 106 años del nacimiento de Alan Turing,
en la ciudad de Londres, Inglaterra. Personaje famoso por su trabajo en ciencias de la computación, pero quien también fue de los primeros en pensar entre las conexiones entre la física, la biología y la filosofía.
De pequeño tuvo miedo al fracaso y por eso decidió no solicitar admisión a varias escuelas de prestigio, pero con un poco de impulso decidió entrar a la universidad de Cambridge.
Habiendo estudiado trabajos de Russell, von Neumann y conociendo el planteamiento de Hilbert sobre el problema de Indecidibilidad, es decir, de si existe o no un método definitivo para saber si una afirmación matemática es cierta o no, inició sus trabajos en lo que llegaría a ser llamado, la Máquina Universal de Turing, una máquina imaginaria que atendería un programa de
instrucciones para realizar cualquier tarea que se le pidiera. Este concepto sentó las bases para
la computación, no sólo teórica, sino también muy práctica.
Con la entrada en 1939 de Inglaterra en
la segunda guerra mundial, Turing fue
contratado de tiempo completo para trabajar en los intentos de la máquina Enigma.
Durante el primer año desarrolló algoritmos para traducir los mensajes de la fuerza aérea alemana, cosa que se hizo rutina en 1940. No
así los mensajes de la armada. En el curso de un año logró traducir todos los mensajes alemanes hasta que, en 1942 Alemania mejoró su sistema de encriptación, lo que amenazaba con darle el dominio a Alemania en el Atlántico. Con trabajo adicional logró, junto con el equipo con el que trabajaba, descifrar todos los mensajes enviados por los alemanes, lo que definitivamente cambió el curso de la guerra, no sólo en el Atlántico, sino en toda Europa.
Con la aparición de los primeros artefactos electrónicos capaces de realizar operaciones junto con su concepto de Máquina Universal de Turing, le permitieron desarrollar algoritmos, y no máquinas electrónicas.
Al terminar la guerra dedicó entonces su
esfuerzo a entender el funcionamiento de sistemas inteligentes: desarrolló ideas básicas de inteligencia artificial, redes neuronales, etc.
En 1948 aceptó un puesto en Manchester y dedicó sus esfuerzos a entender el funcionamiento de
la mente y de la morfogénesis y el crecimiento
en seres vivos. Hizo aportaciones importantes
en biología, morfogénesis, comprensión de mecanismos de formación de patrones, los llamados patrones de Turing.
En 1953 fue encontrado muerto por cianuro,
el gobierno declaró suicidio, consecuencia, posiblemente por la persecución que Turing
había recibido por parte del gobierno por declararse abiertamente homosexual. El gobierno le había retirado acceso a todo proyecto
secreto e interrogaba y seguía a toda persona “sospechosa” que se le acercaba. Lo obligaron a recibir inyecciones para “curar su enfermedad”.
El gobierno de Inglaterra, en voz del primer ministro Gordon Brown pidió en septiembre de 2009 disculpas públicas por el mal trato ofrecido
a Alan Turing siendo “un brillante matemático cuyas contribuciones excepcionales
permitieron cambiar el rumbo de
la guerra y quien fue tratado en
forma tan inhumana”.
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