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318 Yo, que no soy humorista ni profeta, me inclino a atribuir el miedo a las
319 críticas a esa parte innata de la naturaleza humana que impulsa a las personas
320 no sólo a quitarle los bienes y las mercancías a sus semejantes, sino a justificar
321 sus acciones mediante CRÍTICAS al carácter de su prójimo. Es un hecho bien
322 sabido que un ladrón critica al individuo al que ha robado, y que los políticos
323 no aspiran a su cargo mediante la demostración de sus propias virtudes y
324 cualificaciones, sino tratando de deshonrar a la oposición.
325 El miedo a las críticas puede adoptar muchas formas, la mayoría de las cuales
326 son insignificantes y triviales. Los hombres calvos, por ejemplo, son calvos
327 por su miedo a las críticas. El cabello se cae debido a las bandas apretadas de
328 los sombreros que cortan la circulación de las raíces del cabello. Los hombres
329 no llevan sombrero porque realmente los necesiten, sino porque “todos lo
330 llevan”.
331 El individuo cae en la misma línea y hace lo mismo, no sea que algún otro
332 individuo lo CRITIQUE. Las mujeres rara vez son calvas, ni siquiera tienen
333 poco cabello, porque llevan sombreros que se adaptan a su cabeza
334 holgadamente, pues el único propósito de los sombreros es que sirvan de
335 adorno.
336 Sin embargo, no debe suponerse que las mujeres están libres del miedo a las
337 críticas. Si alguna mujer afirma ser superior a un hombre respecto a este
338 miedo, puede pedírsele que salga a la calle con un sombrero de época de 1890.
339 Los astutos fabricantes de prendas de ropa no han tardado en capitalizar este
340 básico temor a las críticas con el que está maldita toda la humanidad. Cada
341 temporada cambian los estilos de muchas prendas de vestir. ¿Quién establece
342 los estilos? Sin duda, no es el comprador de ropa, sino el fabricante. ¿Por qué
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