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139 Un pensamiento así “magnetizado” con la emoción puede compararse con una
140 semilla que cuando se planta en un suelo fértil germina, crece y se multiplica
141 una y otra vez hasta que aquello que originalmente era una pequeña semilla se
142 convierte en infinitos millones de semillas de la MISMA CLASE.
143 El éter (universo) es una gran masa cósmica de fuerzas eternas de vibración.
144 Está constituido tanto por vibraciones destructivas como constructivas.
145 Trasmite en todo momento, vibraciones de miedo, pobreza, enfermedad,
146 fracaso y miseria; y vibraciones de prosperidad, salud, éxito y felicidad, igual
147 que los cientos de instrumentos de música y los cientos de voces humanas que
148 mantienen su propia singularidad y formas de identificación a través de la
149 radio.
150 La mente humana constantemente atrae, del gran almacén del éter, vibraciones
151 que están en armonía con aquéllas que la DOMINAN. Cualquier pensamiento,
152 idea, plan o propósito que uno tiene en su mente atrae, de las vibraciones del
153 éter una multitud de parientes suyos añade estos “familiares” a su propia
154 fuerza y crece hasta convertirse en él MAESTRO MOTIVADOR
155 predominante del individuo en cuya mente se ha instalado.
156 Ahora volvamos al punto de partida para ponernos al corriente de cómo
157 plantar en la mente la primera semilla de una idea, plan o propósito. La
158 información se puede comunicar fácilmente: cualquier idea, plan o propósito
159 puede plantarse en la mente por medio de su repetición. Por eso se le pide a
160 usted que escriba su principal propósito o su Meta Primordial y Definida, lo
161 memorice y lo repita, en palabras audibles, día tras día, hasta que estas
162 vibraciones hayan alcanzado su subconsciente.
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