Page 5 - Edición 775 El Directorio
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bien para que ambos apare- cieran “guapos y delgados”, mientras Kim observaba la escena atónito. Además se dio  empo para mostrarle su limusina blindada, conocida como “La Bes a”, en un gesto con algo de vanidad y cierto aire de superioridad.
Pero al menos por lo que se observó ante las cámaras, Trump trató a Kim como a un igual, más allá de su cordiali- dad algo forzada para algu- nos. Y eso, de acuerdo con los analistas, da cuenta de que el gran ganador de la cumbre en Singapur no fue otro que el dirigente comu- nista norcoreano. Así, bastó que Kim apareciera junto a Trump estrechándose las manos con las banderas de ambos países como telón de fondo para que dejara atrás su pasado de paria interna- cional, para conver rse en un interlocutor válido para la mayor potencia del planeta.
Fue Trump, además, quien ofreció mayores concesiones a su an guo enemigo, como
las garan as para la con nui- dad del régimen dinás co norcoreano y su ofreci- miento para poner fin a los “juegos de guerra” con Corea del Sur, que además, dijo, “son caros y provoca - vos”. Kim, por su parte, no ofreció nada dis nto a lo que en su momento buscó nego- ciar su abuel Kim Il Sung y su padre, Kim Jong Il, en 1994 con el gobierno de Bill Clin- ton y en 2005 con la adminis- tración de George W. Bush.
El primer frente a frente entre gobernantes de Esta- dos Unidos y Corea del Norte dejó a Kim como gran gana- dor también en el ámbito de la retórica: ahora ya no es el “pequeño hombre cohete” o “cachorro enfermo”, como tantas veces lo llamó Trump, sino que, en palabras del mandatario republicano, es un  po “talentoso” con el cual está desarrollando un “vínculo especial”.
Hasta el año pasado, cuando Kim lanzó una y otra vez test de misiles de pequeño, me-
alcance, además de pruebas nucleares, un encuentro con Trump era algo impensado. A ojos de Occidente, el arsenal norcoreano y las constantes demostraciones de fuerza sólo formaban parte de la “locura” de su líder, de ape- nas 34 años (aunque en re- alidad su edad exacta se desconoce).
Bajo esa misma óp ca se ob- servó a Kim cuando asumió el poder en 2011 tras la muerte de su padre, básica- mente como un dirigente ex- céntrico y sin experiencia alguna. En ese momento se pasaron por alto sus estudios en Suiza, su dominio del in- glés y el alemán, y sobre todo su pragma smo.
Visto como un megalónomo -se autonombró mariscal en 2012- y cri cado por el aisla- miento y el al simo nivel de pobreza que se registra en Corea del Norte, precisa- mente gracias a sus “juegos de guerra” Kim logró que ahora sea tomado en serio. De paso, al menos por ahora, evita el des no trágico y san-
griento padecido por otros dictadores, como Saddam Hussein en 2006 o Muam- mar Gaddafi en 2011.
La ruta que Kim recorrió hasta Singapur fue larga. En su momento el líder norco- reano fue observado, casi de manera exclusiva, como un dirigente despiadado, capaz de someter a una jauría de perros hambrientos a su  o Jang Song Thaek, por su- puestamente haber formado su propia facción en el Par-  do de los Trabajadores en 2013 y de no obedecer sus órdenes.
Pero todo cambió a par r de noviembre, cuando Kim sus- pendió sus pruebas nuclea- res. Ya en abril hizo historia al cruzar la frontera con Corea del Sur y firmar un acuerdo de no agresión con Seúl.
Y ayer en Singapur dejó atrás el “eje del mal”. Al menos por ahora.
Mundo
  diano y largo
  Edición 775 Del 14 al 20 de Junio del 2018
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