Page 4 - MONTT LATIN AMERICAN MAGAZINE, AGOSTO 2021 (Español)
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dan por obsoleto. Es claro apreciar esto del resultado de las primarias en Chile. Las mayorías quieren líderes no comprometidos, que estén libres de tomar el camino que se les abra como el más conveniente sin recetas del pasado, y desde la mente y espíritu de una persona joven.
Cabe mencionar también que este fenómeno no es propio de Chile, sino que si revisamos la historia después de cada pandemia global como es la que nos ha afectado, se han producido grandes cambios sociales. Una de las primeras pandemia signi cativas de la que se tiene constancia histórica ocurrió en el mejor momento de intercambio comercial del Imperio Bizantino. Muchos historiadores ven en este debilitamiento el derrumbe de nitivo del Imperio romano de Oriente, con lo cual se puso término a la Antigüedad y se dio inicio a la Edad Media. Esta situación facilitó el desarrollo de los reinos bárbaros de Europa. La pandemia de mediados del siglo XIV (entre 1346 y 1353), terminó con la vida de 75 millones de personas en todo el mundo y quizás con la mitad de la población en Inglaterra. Supuso cambios importantísimos en la economía y un fuerte retroceso; el descalabro de la población tardó 100 años en recuperarse. Desapareció el comercio, cayeron las ciudades, la gente se fue al campo, afectó a todos los estratos sociales. Se produjo la recesión más grande de la Historia. Los europeos se vieron obligados a desarrollar instituciones y tomar medidas, coordinadas entre distintas naciones, para contener las epidemias, mayor conocimiento de las enfermedades y cooperación entre naciones, factores todos que contribuyeron a reducir la mortalidad generando la sensación de progreso y “victoria sobre la naturaleza”, lo que desencadenó el Renacimiento. Con esta pandemia terminó la Edad Media y se inicia la «modernización» de Europa.
Y así hay otros ejemplos que demuestran los importantes efectos y consecuencias de estos eventos globales, en que la naturaleza prima
sobre el hombre, con un efecto democratizador radical, recordando violentamente y como vivencia personal a cada uno que todos nacemos y morimos iguales, y que la condición y posición social es irrelevante.
Si bien esta pandemia actual no tuvo los costos en vidas humanas tan catastró cos como otras de la Antigüedad, la debacle económica que produjo es mayúscula, generando impactos en las economías de las naciones que ya están afectadas y que se prolongarán muy fuertemente en las próximas décadas, imponiendo un impacto psicológico individual a las masas ciudadanas de violenta desprotección por la pérdida de las fuentes laborales y el temor a la enfermedad y la muerte. Esta vivencia radical de la desprotección trajo una inmediata desvalorización y desarme por sí misma en forma brutal de todo el andamiaje cultural preexistente que justi ca por defecto las diferencias sociales, y queda grabada en lo profundo del ser como un sentimiento erosionador de las bases culturales que justi can y adormecen las diferencias sociales. Es evidente que la tolerancia silenciosa a aceptar estas diferencias preexistentes quedó seriamente anulada o disminuida frente a la vivencia por las mayorías de su orfandad manifestada crudamente por la pandemia. La desigualdad pasó ahora a ser intolerable y ese nuevo sentimiento de intolerancia así provocado por la pandemia conducirá necesariamente a reforma mayores incontenibles.
Falta por saber si los cauces institucionales chilenos para conducir estas fuerzas son lo su cientemente robustos como para lograr un resultado real, y si nuestro pueblo tendrá la grandeza de comprender el momento que se vive, que es único y de enorme trascendencia. Es importante esperar que los intelectuales y políticos iluminen con amplitud de criterio y amor al país para reorganizar la marcha de la nación en forma positiva, pragmática y justa.


































































































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