Page 24 - prueba3
P. 24
llegó a ver despegar mi carrera, porque murió cuando yo tenía solo 17 años.
Intento recordarlo con tanto cariño como puedo. Me esfuerzo
en comprender y perdonar, por los tiempos difíciles que nos hizo pasar a mi madre y a mí. Yo la quería a ella más que a nada en el mundo
y no puedo olvidar lo mal que la trató. Pero nuestra relación mejoró antes de que muriese. Él quería reconectar, no solo conmigo, sino con el resto de la familia. Nunca tuvo la oportunidad de hacerlo.
CAITLYN JENNER, POR BRANDON JENNER
Mi padre pasó los primeros 65 años de su vida intentando evitar responder a la pregunta '¿Qué tal estás?'. Y por eso mismo, tampoco él lo preguntaba con frecuencia. Entiendo que lo evitaba porque
la respuesta implicaba poner al descubierto demasiadas luchas internas, pero como ocultaba algo tan importante para ella misma, papá fue distante la mayor parte de mi vida.
Yo tenía cuatro años cuando mis padres se divorciaron, porque mi padre había decidido empezar su proceso de transición de hombre
a mujer. Yo, por supuesto, era demasiado joven para entender lo que había detrás de aquel divorcio. Lo que sí recuerdo son algunos detalles de mi infancia que solo después han cobrado sentido.
Por ejemplo, una vez toqué las orejas de mi padre y me dijo: «No hagas eso. Me acaban de hacer una operación». Señaló una na línea de grapas negras detrás de su oreja, sonrió y me dijo: «Me sacaron la oreja, despegaron mi cara hacia atrás y luego la cosieron».
Después de su divorcio, mis padres mantuvieron una buena relación. Mamá empezó a salir con
David Foster. Nunca lo llamé 'papá', pero fue el único que me decía que recogiese la ropa, que apagase las luces... esas cosas típicas de un padre. David fue una maravillosa gura paterna. Aunque esto va sobre Caitlyn...
Unos años después de que mis padres se divorciaran, papá decidió que no era el momento adecuado para su transición y reculó en muchas de sus operaciones. Después de eso, la relación con
mi madre se volvió hostil. Ella
se había esforzado mucho para aceptar que la razón por la que
no podía estar con ella era porque quería una transición de género. Cuando empezó a salir con
Kris [Kardashian], esa línea de razonamiento se vino abajo. Fue tremendamente doloroso. Y nos alejó. La mayoría de los recuerdos que tengo de mi padre son de
antes de cumplir los 8 años. Lo recuerdo apostándose conmigo
y mi hermano Brody a que podía ganarnos trepando a las enormes dunas de Malibú. Él, campeón olímpico de decatlón... Y ni siquiera pretendía dejarnos ganar.
Cuando papá se casó con Kris,
la familia se convirtió en un negocio y yo no quería ser parte
de su dinámica. Pero cuando yo tenía unos 20 años y sus hijas
con Kris –Kendall y Kylie– eran adolescentes, empezamos a retomar nuestra relación. Creo que buscaba a alguien con quien hablar.
Fui el primero de sus hijos
"MI PADRE SE PASÓ 65 AÑOS
DE SU VIDA INTENTANDO EVITAR
RESPONDER
A LA PREGUNTA
¿QUÉ TAL ESTÁS?"
a quien contó que iba a seguir adelante con la transición. Me alegré mucho por ella. Ahora, estoy haciendo lo posible por recuperar el tiempo perdido. Hablo con mi padre casi cada día y siempre me pregunta: «¿Qué tal estás?».
JEFF BRIDGES,
POR ISABELLE BRIDGES
Cuando yo crecía, mi padre estaba realmente en la cresta de la ola. Hizo sus más grandes lmes, Los fabulosos Baker Boys, El rey pescador y Sin miedo a la vida, antes de que yo cumpliese los diez años. Pasaba semanas rodando fuera, dejando amimadrealcuidadodemíyde mis dos hermanas. Pero cuando estaba en casa, era como tener al mejor y más imaginativo amigo del mundo. Lo que hace de él tan buen actor es lo mismo que lo hace un maravilloso compañero de juegos: es un gran impostor. A mis hermanas y a mí nos encantaba disfrazarlo y maquillarlo. Cuando papá estaba en casa, jugábamos durante horas.
Pero, por supuesto, no estaba siempre en casa. Cuando estaba fuera, se aseguraba de que estuviésemos conectados. Llamaba cada noche. Decía algo así como: «Isabelle, cuando estés dormida esta noche, verás un edi cio. Atraviesa
la puerta y sube al ático. ¿Qué
ves?». «Veo la rama de un roble», contestaba yo. Y él decía: «¿Ves esa casita en la rama del árbol?». Yo reía. Le decía que sí. «Encontrémonos ahí esta noche», decía él. Por la mañana, llamaba de nuevo y nos contábamos las aventuras que habíamos vivido en nuestros sueños por la noche.
Todavía me choca que a mi padre se lo asocie tanto con El nota, su personaje de la película El gran Lebowski. Él no es nada pasota. Se describe a sí mismo como budista, pero no proyecta ninguna calma zen; se estresa bastante y es muy crítico consigo mismo.
Cuando se estrenó El gran Lebowski, yo estaba en el instituto
XLSEMANAL 19 DE ABRIL DE 2020
GETTY IMAGES / D.R.