Page 79 - Demo
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La primera vez que se presentó en Casa de Teatro nos hicimos amigos, venía ya precedido de una cierta fama.
Era un izquierdista diferente, más que un política arengando consignas hechas, daba la impresión de un profeta, de un humanista que hablaba con conciencia del mundo en que habitaba. Lo escuché hipnotizado, entre canción y canción, dejaba caer unas palabras que engrandecían su impresionante recital.
No era un predicador más, hablaba un hombre convencido de lo que decía con un carisma que invitaba a imitarle.
La noche terminó con una ovación y el artista, con una sencillez que escandalizaba, se despidió de un público que pedía más.
No sé por qué lo recuerdo hoy, hace tiempo que no escucho sus canciones, quizás me alarma el mundo, tan distinto al que nos dibujaba el cantor, en el que vivimos hoy, quizás sea este un homenaje tardío, será difícil olvidarlo, aquel hombre que tenía conciencia de lo efímero de este tránsito, aquel ser humano al que le bastaba tan poco ser feliz.
Nunca entendí su final, no se lo merecía; una bala equivocada cuando se despedía luego de un concierto, y rumbo al aeropuerto en el carro de una amigo, le segó la vida.
Facundo, el hombre simple que canta verdades y hace poesía traspasando los corazones: ‘’no soy de aquí ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad’’.
Tenía 74 años cuando murió, ya el pelo y la barba blancos; dentro de mí retumba su frase ‘’Ama hasta convertirte en lo amado, es más, hasta convertirte en el amor’’.
EL HUMOR ES UN REMEDIO III OXA
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