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JESÚS — UN MAESTRO VERDADERAMENTE DEFINITIVO
Lección 16
«Serpientes… ¿cómo escaparéis del juicio del infierno?
(Mat. 23:27-33)
Estas son las palabras que habló Jesús el jueves antes de Su muerte. Este día ha sido llamado «El
Día de la Controversia», y es interesante notar que Mateo dedica el 21% de su evangelio a los
eventos de este día. Las palabras de esta lección se encuentran al final de los ¡ay! con los que
Jesús denunció a los líderes judíos.
¿Quiénes eran estas «serpientes»? Debe recordarse que cuando Jesús pronunció estas palabras
Él no se estaba dirigiendo a fariseos como Nicodemo ni a líderes judíos como José de Arimatea,
hombres que fueron descritos como honestos en el Nuevo Testamento. José era un «discípulo
secreto» de Jesús (Jn. 19:38), y Nicodemo en una ocasión defendió a Jesús ante el sanedrín (Jn.
7:50-51). Tampoco el Señor usó ese lenguaje para referirse al joven rico, quien posiblemente
era un miembro del sanedrín. En otra ocasión le dijo a un escriba: «No estás lejos del reino de
Dios» (Mr. 12:34). Sin embargo, muchos escribas y fariseos y otros líderes judíos no eran
hombres honestos. La mayoría de ellos odiaba a Jesús desde que inició Su ministerio y estaban
intentando constantemente atraparle en algo que dijera. A aquellos que endurecieron sus
corazones y cerraron sus ojos y oídos a la verdad, Jesús podía llamarles adecuadamente
«serpientes y víboras».
¿En qué sentido eran como «serpientes»? Desde el jardín del Edén la serpiente ha sido un
símbolo del mal. Satanás apareció como una serpiente a Eva y la sedujo, y la serpiente siempre
ha sido astuta, engañosa e hipócrita. Los falsos maestros son como serpientes debido a su
astucia, sus engaños y su hipocresía. Algunos falsos maestros del tiempo de Jesús eran, sin duda,
honestos, pero estaban honestamente equivocados (eran más ignorantes que deshonestos), sin
embargo los escribas y fariseos a quienes Jesús estaba hablando en esta ocasión eran hipócritas,
engañadores deshonestos, y los llamó serpientes. ¡Y todas las serpientes de esta clase no están
muertas!
Muchas serpientes son venenosas y la falsa enseñanza de estos hombres era venenosa y letal.
El salmista dijo: «Aguzan su lengua como serpiente; veneno de víbora hay bajo sus labios» (Sal.
140:3). Bien dijo el Salvador, advirtiendo a Sus discípulos: «Guardaos de la levadura de los
fariseos y saduceos» (Mat. 16:6, 21). La falsa doctrina predicada por engañadores envenenará
las mentes de las personas inocentes, y resultará en muerte. Uno no tiene que decir una mentira
para estar perdido—basta con creerla y será condenado (2 Tes. 2:11-12).
Una serpiente venenosa se evita a toda costa. Son muchas las Escrituras que nos dicen que
marquemos la serpiente y no tengamos contacto con ella. Sin importar lo agradable de la
personalidad del falso maestro y su buen hablar, él no es un suave y tierno oso de peluche al
cual abrazar, sino una serpiente mortal que debe evitarse. No puede haber comunión ni
compromiso con los falsos maestros. Es triste ver a algunos de nuestros hermanos hoy quienes
se involucran en tratos con los falsos maestros pensando que esa actitud no tendrá
consecuencias. Jesús enseñó que no puede haber compromiso con los falsos maestros, porque
cuando los vemos tal como son, resulta que son serpientes. Nuestro Señor dijo: «No se dejen
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