Page 182 - Anuario 2018
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Secun daria
aquel condenado momento, cuando “T” le dijo a Mariya
-“Oye, perdona que te lo pida, pero ¿te importaría meterte en este link? Es una presentación que he hecho y querría que la vieras-.
-¡Por supuesto! No me cuesta nada- respondió la inocente Mariya.
Como su amigo le solicitó, entró en aquel link. Sin embargo, Mariya se arrepintió enseguida, no era aquello una presentación (no una normal por lo menos). Aquel link era un conjunto de bizarras imágenes y videos. Atroces actos y cosas extrañas era lo que los ojos de Mariya estaban presenciando. Pero fue la última imagen la que dejó a Mariya temblando: era ella misma, con una macabra sonrisa dibujada en su cara y un mensaje que decía: “Tarde, ya es tarde”. Fue aquella cara, aquella sonrisa, aquel mensaje lo que dejó a la joven sin saber qué hacer. Entró de nuevo al chat con “T”:
-“¿¡Qué demonios es esto!?” - “Visto.”
-“¿¡Quién eres!?”.
-“Visto”.
-“¿¡QUÉ QUIERES!?”
- “Visto”.
–“¡No me dejes así! ¡RESPONDE!”-, y “T”, abandonó la conversación.
Mariya, aterrorizada, decidió calmarse y replantearse lo que había visto. “E...esto no puede ser real, iré a echarme un rato”. Mariya, aunque intranquila, consiguió dormir un poco. Cuando se despertó, ya era la hora de la comida, y ella tenía hambre. Mientras cocinaba un pelmeni, de repente, se encendió la radio. ¿Sola? Mariya se quedó petrificada, y comenzó a girarse lentamente para ver qué ocurría. El hecho de que la radio no se hubiera encendido sola no era una buena noticia, había algo al lado, una figura con sonrisa kilométrica y ojos escalofriantemente pequeños. Mariya salió disparada del susto hacia el suelo, y cuando volvió a levantarse, aquello ya no estaba. Se estaba volviendo loca, eso era lo que pensaba. Tras el incidente, se sentó en la mesa y comenzó a comer. No tenía nada que hacer, y por supuesto, no quería hablar con “T”, pero se le ocurrió investigar sobre lo que estaba pasando. Así como varios foros de conversación
surgieron en aquella época, también lo hicieron varios sitios web de información, a los que Mariya acudió enseguida. Internet se estaba convirtiendo en un factor importante para la vida de nuestra protagonista, tanto para las cosas buenas como para las malas. La joven se pasó la tarde navegando por la red en busca de respuestas, ¿Qué sería aquello? ¿Estrés? ¿Paranoia? ¿Una maldición? A pesar de esto, Mariya no encontró nada. No tenía apetito, solo ganas de dormir, por lo que se fue a la cama. Al día siguiente, la mañana fue normal. Cuando llegó la tarde, se acordó de que el día anterior no se había duchado, cosa que no le resultó muy agradable, por lo que fue directa al baño. Al cruzar el pasillo, alargó la mano para encender laluz.Nofueelhechodequelaluznose hubiera encendido lo que le sorprendió, sino que ya había una mano allí. Una mano áspera pero sorprendentemente caliente. Esta vez, Mariya no retrocedió, simplemente, volteó la cabeza. Un ser similar a un luisón, pero sin pelo, era la criatura aferrada a la pared. Mariya se quedó ahí, quieta, hasta que el ser habló.
-“Todavía falta uno”-, dijo con una voz aguda y chillona.
Tras eso, se esfumó. La chica, se desplomó y comenzó a reírse, a reírse de una manera histérica y descontrolada. Cuando acabó, se levantó y se dio una ducha. Al llegar las 10:00, se fue a la cama, debido al sueño y al cansancio acumulado. A pesar de la creciente locura de la joven, estaba preocupada, y se levantó tras un intranquilo sueño a eso de las 3:27. La figura de su “novio” al otro lado de la cama la tranquilizó, pero pegó un brinco al escuchar su móvil sonar. “¿Quién será a estas horas?”, se preguntó, por lo que cogió el teléfono. Su novio.
–“Hola cariño, ¿Qué tal? Siento no haber podido hablar contigo estos días ¿Todo bien?”-. Mariya colgó enseguida, esta vez estaba asustada de verdad. Quiso ver que la había visitado esta vez, pero era tarde... “eso” ya le había echado un ojo encima. Iosif, desconcertado, le mandó un mensaje
-“ ¿To..todo bien cariño?” -“Sí, descuida, todo bien”- -“¿Se..seguro?”
................ ”Visto”