Page 76 - Te cuento y me cuentas
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trasladaron a a a a a a a a a a a a a a a a a la la la la Capilla de de de de Lourdes Llegados a a a a a a a a a a a a a a a a a este punto el el taxista estaba estaba muy intrigado y y y decidió seguirla bajó del coche y y y fue tras tras ella La mujer se se esfumó cuando subía la la la la la escalera que estaba estaba cerca de la la la la la capilla y el el el joven confundido mejor regresó a a a a a a a a a a a a a a a a a a su su carro Al poco tiempo la la la la dama volvió se acomodó en en en en el el el asiento y y un un discreto olor a a a a a a a a a a a a a a a a a ores de nardo invadió el el el coche El joven miró a a a a a a a a a a a a a a a a a la la la la hermosa mujer a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a los ojos ella lo lo lo notó y esquivando la la la la mirada le le pidió que la la la llevara al al al al al Santuario Santuario de de de de Nuestra Señora de de de de Guadalupe luego al al al al al Santuario Santuario de de de de de Santa Rita y nalmente al al al al al del Sagrado Cora- zón El taxista estaba intrigado con con la la actitud de de de de de de la la mujer pues no dejaba de de de de de llorar aunque lo lo lo hacía de de de de de forma contenida Al regresar de de de la visita al séptimo templo el joven conductor le preguntó:
—¿Quiere ir a a a a a a otro lugar?
—No gracias era una una deuda que que tenía que que saldar Ofrecí visitar las siete casas si si si sanaba de de de una una grave enfermedad por favor lléve- me ahora al Panteón de de Dolores El joven sintió miedo cuando ella le mencionó el el cementerio sin sin embargo estaba acostumbrado a a a a a a a a a a a a a a a a a a a recorrer por las las las noches algunos lugares muy solitarios de de la la la la la ciudad con pasajeros de de todas las las las las clases sociales Se dirigió a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a cumplir las las las instrucciones que que le le le había dado la la la la dama aunque le le le extrañaba mucho el deseo de de de de de la la la la señora de de de de de ir ir ir al al panteón a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a esas horas de de de de de de la la la la noche No podía imaginar e en en en dónde vivi- ría ría su extraña pasajera y pensó que tal vez se se alojaría en en en la la casa del del administrador del del panteón pero no se se se atrevió a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a preguntar a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a pesar de de de de de que su hermosa clienta había dejado de de de de de llorar y se se mostraba más tranquila Finalmente llegaron a a a a a a a a a a a a a a a a a la la puerta principal el el joven detuvo el carro y le dijo:
—Son cincuenta pesos —Le voy a a a a a a a a a a a a a a a a a a pedir un favor —dijo la la dama— olvidé el el monedero y y y y mañana salgo d de de la la la la ciudad Vaya a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a mi casa y y y y explíquele a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a quien le le le abra la la la puerta el el servicio que que me ha hecho allí le le le pagarán la la la cuenta Le dejo este anillo en en en en en en prenda —dijo mientras sacaba de de de de de su dedo anular derecho una argolla de de de de de matrimonio— entréguelo a a a a a a a a a a a a a a a quien lo lo lo atienda
—¿Cuál es su su nombre y su su dirección?
Ella le dio di los datos bajó del del auto caminó hacia la la la la la reja del del pan- teón la la la la la la abrió la la la la la la cerró y sin sin más se se se perdió en en en la la la la la la oscuridad El chofer sentado frente al volante observó todo sin sin mover el ca- rro y se se se quedó hipnotizado por unos minutos Todo le parecía extra-
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