Page 127 - Resiliente
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irracional imagen de mi madre corriendo hacia mí, enseñándo-
me los dientes y justo ese momento en que vibraba mi escopeta
cuando le disparé y…siempre me despierto, siempre sueño lo mis-
mo y encuentro la cálida mano de Camila sobre mí.
—¿Estás bien? —dice siempre.
Me procura tranquilizar, pero esa noche no pudo hacerlo...
repentinamente Máximo dio un alarido que no pude identificar
y que venia del techo, me baje de la cama y agarre el hacha,
corrí por las escaleras mientras Camila se encerraba en la
habitación, cuando mire la ventana, había al menos una docena
de zombis en la calle frontal.
Máximo se había bajado y estaba atorado en una esquina y los
zombis iban hacia él, por suerte, eran de los lentos...
Salí corriendo con el hacha en la mano y comencé a gritarles,
muchos de ellos se voltearon y comenzaron a esprintar hacia mí,
Máximo aprovecho y comenzó a pegarles con la pala por la nuca,
y cuando caían los empezaba a rematar, yo comencé a abanicar
el hacha intentando deshacerme de ellos pero aún me dolía
la maldita costilla, y era un dolor sofocante, de esos que
te impiden moverte con libertad.
Máximo abanicaba cual bateador y golpeaba sus cabezas, tenía
alcance... tenia fuerza yo tenía una maldita hacha corta,
abanique y mate a uno que venía de frente, ya Máximo había
matado a cinco y los golpeaba numerosamente con la pala, repen-
tinamente sentí unas manos gélidas en mi cuello que me abrazaban
con una fuerza monstruosa.
Me jalaron hacia atrás y me di cuenta de que caí sobre una su-
perficie blanda, era la tapa de plástico del tanque de tres mil
litros en forma de pozo, comencé a dar alaridos cuando sentí
que los dientes del monstruo agarraban mi camisa y me rozaban
el hombro y el cuello.
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