Page 263 - Resiliente
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Lance un codazo y la aparte, la chaqueta había amortiguado

                   los dientes, me gire rápidamente y abanique en un arco con el
                   hacha, la hoja se estampo contra su hueso temporal, y pude ver

                   cuando un rayo de luz finalmente entro a la tienda que tenía
                   un rostro grisáceo, ojos amarillentos blanquecinos, y me obser-

                   vaba en sus últimos estertores de vida con una especie de son-
                   risa demoniaca, ensenándome sus dientes y su boca negra... como

                   si me dijera “Por poco lo lograba”.



                   Me quite a la muerta de encima y me puse de pie, jadeando,
                   me examine el hombro y mire que el algodón de la chaqueta

                   estaba deshilachado, me quite la chaqueta y observe mi hombro,
                   había atravesado la camiseta, pero no había herido la piel

                   ni un poco, solo había un enrojecimiento justo donde afinco
                   los dientes, me lleve el susto de mi vida.



                   Me había salvado por poco, si hubiese dejado presionar un poco

                   más aquella mordida, habría acabado todo para mí, asustado
                   como nunca pegue mi espalda contra la pared y mire la linterna

                   a escasos dos metros de mí, camine hacia ella y la recogí.



                   Renové mi coraje, y comencé a tomar las medicinas, por suerte
                   la farmacia estaba repleta.



                   Salí de nuevo a la calle, y mire a los Z de nuevo agrupados

                   al otro lado, corrí hacia la tienda de motos y me oculte detrás
                   del mostrador antes de que me vieran ¿Dónde estaba Máximo?

                   Saque la radio del bolsillo y apreté el botón de transmisión.



                          —¿Máximo? —dije en un susurro, había pasos dentro de la
                   tienda, algún maldito Z había entrado a curiosear.



                   Me quede en silencio y luego lo volví a escuchar salir.



                          —Mierda Máximo contesta.

                          —¡SON MILES MIERDA! —emergió de la radio a un volumen
                   terrible, entonces escuche los alaridos.




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