Page 33 - Memoria Anual 2020
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De las definiciones anteriores podemos inferir que la lealtad y la fidelidad son dos valores que van juntos, en realidad algunas veces se los trata como sinónimos y son necesario en las relaciones de los seres humanos. Sin embargo, hay algunos autores que hacen una diferenciación y no son vistos como sinónimos, dado que afirman que la fidelidad es parte de la lealtad.
Uno de los puntos de diferencia es que, mientras la lealtad es un lazo y un compromiso entre personas, la fidelidad es un vínculo que puede establecerse entre personas, pero también puede darse entre una persona y una idea, una religión, un código moral, una promesa dada, así como con instituciones; por ejemplo, la nación, el Estado, la comunidad.
La lealtad es un valor que consiste en el respeto, obediencia, cuidado y defensa de lo que se cree y en quienes se cree, puede ser a una causa, proyecto, o persona. Por su parte, la fidelidad es el poder o virtud de dar cumplimiento a las promesas, a pesar del cambio de ideas, convicciones o contextos. Como tal, la fidelidad es la capacidad de no engañar, y no traicionar a las demás personas de su entorno, por lo que no incumple su palabra dada, pero también podríamos decir que la sinceridad entra en juego como un atributo de la lealtad.
En general, es instantáneo pensar que la fidelidad es una lealtad que los subordinados les debe a sus superiores. De hecho, puede ser eso también, pero de ningún modo es solamente eso. La fidelidad no es sólo un compromiso de los dirigidos, también es un deber de los dirigentes.
Así, por tanto, la fidelidad es una ruta de doble vía, es muy cierto que el jefe, el superior responsable, puede y debe exigir fidelidad de parte de sus subordinados, empleados o colaboradores. Pero también debe dar lo mismo que exige, debe ser fiel y leal con quienes conduce y frente a quienes tiene asumida la responsabilidad de dirigir.
En términos más amplios, la fidelidad es una práctica constante de la lealtad. Decimos de una persona que es fiel cuando es constantemente leal; cuando ha llegado a hacer de la lealtad todo un estilo de vida. La diferencia reside en que la lealtad es una actitud que nace del sentido del honor mientras que la fidelidad es un comportamiento acorde con la actitud de ser leal. En otras palabras, la lealtad es un imperativo ético, la fidelidad es el valor moral correspondiente. Una persona de honor es leal por principio y fiel a sus responsabilidades morales asumidas por deber.
Los masones, como cualquier organización que se precie, tienen en alta estima la fidelidad. La fidelidad es fundamental para que los lazos de unión permanezcan firmes ante las dificultades y para que la jerarquía no se rompa, porque si se rompe la jerarquía se desmorona la organización.
Para el Masón la fidelidad y la lealtad constituye un lazo de afecto entre hermanos, es un gran elemento de fuerza en el ser humano, que en la prosperidad no hace más que reforzarla y que la adversidad no debería quebrantarla, de tal forma que somos amigos del profano al igual que del hermano en los tiempos buenos y malos
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