Page 34 - Revista AonHealth No20 (Octubre-Diciembre 2018)
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  Foodball & plus
“¿Por qué Dios me dio este talento, si nadie quiere que juegue?”
Cuando Marta Vieira da Silva (Brasil, 1986) decidió que quería ser futbolista, le tocó correr y no sólo detrás del balón. La que es probablemente la mejor futbolista de la historia tenía que echar mano de su velocidad cuando era niña para huir de sus hermanos mayores que iban a buscarla para evitar que los vecinos la vieran practicando un deporte que en Dois Riachos, la pequeña ciudad del noreste de Brasil en la que creció, estaba reservado a los hombres.
Por eso, lejos de alejarse de los campos de tierra en los que comenzó su carrera, las críticas le sirvieron para seguir luchando con más fuerza por cumplir el sueño de su vida: ganarse la vida como futbolista.
Y vaya si lo consiguió. A sus 27 años puede presumir de ser la única jugadora del mundo con cinco Balones de Oro –uno más que Leo Messi-, de haber jugado en dos de las mejores ligas de fútbol femenino del mundo –las de EE.UU. y Suecia-, de tener dos platas olímpicas con la selección brasileña y un sinfín de trofeos como máxima goleadora.
Una guerrera en el campo, de sonrisa y lágrima fácil fuera de
él, la determinación para luchar por lo que quiere le viene dada a Marta desde su infancia cuando no sólo tuvo que enfrentarse a los prejuicios sino también a la falta de recursos. "Mi infancia fue muy difícil", dice la delantera que actualmente defiende los colores del Tyreso sueco. Sus padres se separaron cuando ella tenía menos de un año y su madre tenía que trabajar todo el día para mantener a sus cuatro hijos.
Como no tenía dinero para la matrícula ni para libros, Marta no pudo ir a la escuela hasta los 9 años. Pero antes de eso intentó aprender a leer y escribir por su cuenta. "Tomaba los periódicos, los libros y los comics de niños de la Pandilla de Mónica -una
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