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La maternidad para la mujer puede representar uno
de los acontecimientos más importantes de su vida.
La sociedad y la cultura en la que vive le dan un valor especial, proyectando expectativas sobre lo que significa ser “madre”. La mujer sentirá que debe estar a la altura de estas expectativas y comportarse como una “buena madre”. Hay que generar nuevos esquemas de vida
y la aparición de trastornos de ansiedad o depresión
no son inusuales. Son situaciones de gran vulnerabilidad que requieren apoyo y ayuda de la familia, de la pareja
y, por supuesto, del personal sanitario que la atiende.
La matrona acompañará a la mujer, y a la nueva familia que emerge, en este proceso de crecimiento y
de cambio, respetando las diferencias individuales
y dando respuestas a las dudas que surjan.
UN PERÍODO ESPECIALMENTE VULNERABLE
Se ha afirmado que, cuando nace una criatura, nacen tres personas: la madre, el padre y el recién nacido. Los padres van a necesitar ampliar el espacio para el bebé, cambiar sus costumbres y adaptarse a las nuevas necesidades. Éste será uno de los cambios más significativos para una familia y uno de los sucesos vitales más relevantes en la vida adulta. Por tanto, la transición a la maternidad y a la paternidad es un período de especial vulnerabilidad, que requiere ajustes y adaptaciones. Los cambios producirán cierta inestabilidad, así como nuevas necesidades que precisan de recursos para afrontarlos. Los principales cambios son:
• A nivel individual. Se manifiesta con sentimientos de crecimiento personal, como madurar, dar sentido a la vida o convertirse en un verdadero adulto; desde un punto
de vista negativo, pueden presentarse sentimientos
de inseguridad, de malestar, por no disponer de tiempo, por la falta de horas de sueño o por la rutina diaria, etc.
• En las relaciones interpersonales. En esta etapa, suelen estrecharse las relaciones con la familia extensa (tíos
y abuelos). Por otro lado, en este momento, se crea un vínculo de apego con el bebé que influye en la dinámica de la relación de pareja, que tiene menos tiempo de ocio en común y una nueva organización doméstica, con
el reparto de tareas para la crianza del bebé. Sin duda,
uno de los cambios más notables se dará en las relaciones sexuales, debido al cansancio, al estrés y a la nueva agenda que marca el bebé. Dicho esto, tenemos que saber que éste no es un proceso homogéneo, sino que varía en cada nueva madre y nuevo padre, si bien
el impacto de la maternidad es de mayor magnitud
en las mujeres que el de paternidad en los hombres.
La madre necesitará un mayor apoyo cuando exista una complicada transición a la maternidad o ante falsas expectativas generadas. Y será más fácil si sabe a lo que tiene que hacer frente. Por eso, es fundamental que los futuros padres asistan a los grupos de Educación Maternal para mejorar sus conocimientos, obteniendo, además del apoyo profesional de su matrona, el apoyo grupal por parte de otras madres y otros padres que están en las mismas circunstancias.
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CAROLINA GONZÁLEZ HERNANDO
Matrona del C.S. Arturo Eyries. Doctora
y Profesora de la Universidad de Valladolid