Page 42 - Mib 336 Octubre 2020
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suero sanguíneo, que contiene anticuerpos formados por otra persona o animal que ha padecido y superado una enfermedad infecciosa. Esto brinda protección inmediata contra un antígeno, pero no proporciona una protección duradera. La gammaglobulina sérica administrada por exposición a hepatitis y el suero antitetánico (antitoxina tetánica) son ejemplos de inmunidad pasiva.
En estos momentos, se está estudiando la utilización de suero de pacientes curados de la Covid-19 provocada por el virus SARS-CoV-2 en el tratamiento de la enfermedad.
INMUNODEFICIENCIA
Se trata de disfunciones del sistema inmunitario que se manifiestan con la aparición de infecciones con mayor frecuencia de lo que es habitual, con una mayor duración de las mismas, con una mayor gravedad y con la presentación de recidivas. Se dividen en dos principales grupos:
-PRIMARIAS: suelen estar presentes desde
el nacimiento, tratándose de trastornos genéticos que suelen ser hereditarios.
Habitualmente, se manifiestan durante el primer año de vida o en la infancia, aunque algunos trastornos de inmunodeficiencia primaria no se reconocen hasta la edad adulta. -SECUNDARIAS: por lo general, son consecuencia de la administración de ciertos medicamentos o del padecimiento de otro trastorno, como la diabetes o la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), y suelen aparecer a una edad más avanzada. Son más frecuentes que las primarias.
• Popularmente, se atribuye a una inmunodeficiencia primaria las frecuentes recidivas de procesos respiratorios altos (resfriados) en la edad escolar, considerando que se debe a una disminución de las defensas. Aunque cada uno de los gérmenes responsables de estas infecciones provocasen una inmunidad definitiva, son tantos los microorganismos, sobre todo virus, capaces de provocar estos cuadros, que quedan totalmente justificadas las recidivas sin
que exista un déficit inmunitario.
• La Jeffrey Modell Foundation de EE.UU. (2017) marca 10 auténticas señales de alarma que hacen sospechar de una verdadera inmunodeficiencia primaria en niños y niñas. La presencia de dos o más de estos signos hace recomendable la consulta con un especialista en inmunología.
- Cuatro o más infecciones de oído en un año. - Dos o más infecciones graves de los senos paranasales en un año.
- Fallo de medro en un lactante (no crece ni engorda según la pauta prevista habitual).
- Se ha precisado tratamiento antibiótico con poco efecto a lo largo de dos meses o más.
- Dos o más neumonías en un año (infección aguda del tejido pulmonar).
- Candidiasis (infecciones causadas por
el hongo Candida albicans) oral o cutánea persistente después del año de edad.
- Abcesos profundos recurrentes en piel u órganos (por ejemplo, hígado o pulmones).
- Necesidad de antibióticos intravenosos
para curar infecciones.
- Dos o más infecciones profundas
(como septicemia, meningitis, etc.)
- Antecedentes familiares de inmunodeficiencia primaria.