Page 31 - Cómo aprendimos a volar (II Edición)
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Sabrán disculpar por lo que hoy les vengo a contar. Así mismo es, una tiene que
salir adelante en la vida, con las cosas que se tuvo de niña, con las que se ha seguido teniendo.
Yo sufría maltrato de mis pro- fesores, me pegaban con la veta del cuero del ganado, con la vara del capulí. Pasé tres años en la escuela, en el
segundo me quedé sin papá. Pataleando*
pasé al tercer año,
pero ya después mi
mamita no tenía
para los cuadernos.
Cuando empezó la
escuela, el profesor
me pegó y me dijo que no podía aprender así, que en dónde pen- saba escribir. Me retiré de la escuela. Andaba con mi mamá, con los animales, cargando la leña, la hierba. Mi mamá tam- bién me pegaba diciendo que no podía hilar el huango**.
Yo salí y le dejé abandonando
* Coloquial: con dificultad, con lo justo.
** Hilado de lana realizado mediante una rueca o huso.
a mi mamá, tal vez por orgullo. Salí a vivir afuera, empecé a tra- bajar. Viví con otra familia, que me enseñó a trabajar. Salí por mí, salí sola. Pero sentí que fra- casé; cuando tuve a mis wawas, tuve que acercarme de nuevo a mi mamá, a pedirle favores.
Yo también a mis wawas les crié con esa violencia. Pensaba que tenía que criarles así como me criaron a mí. Ellos entraron a estudiar, y a mí me pusieron de tesorera de la escuela. Como yo sabía el arte de la cocina me ponían para hacer el desa-
yuno y el almuerzo, yo cocinaba, y cuando había cursos y talleres, hacían que vaya.
En uno de esos talleres, me fui a una ciudad grande. Ahí abrí mis ojos, mi mente. Ahí aprendí cómo debe ser una madre con sus wawas, cómo debe ser el trato, el cariño. Aprendí que no tenemos que criarles con violen- cia, que no debe haber violencia en la familia. Me gustaba estar en esos talleres, participar.
“Aprendí cómo debe ser una madre con sus wawas, cómo debe ser el trato, el cariño”
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