Page 1408 - Biblia el Unico Dios
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Hechos 8
Saulo persigue a la iglesia
1 Saulo estaba allí, dando su aprobación a la muerte de Esteban. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria.
2 Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él.
3 Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel.
Predicación del evangelio en Samaria
4 Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando las buenas noticias de salvación por dondequiera que iban
5 Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les predicaba a Jesús.
6 La gente escuchaba con atención y con un mismo espíritu lo que decía Felipe, porque le oían y veían las señales que realizaba;
7 porque de muchos que tenían espíritus inmundos salían estos dando grandes voces, y muchos paralíticos y cojos quedaron curados.
8 Y hubo una gran alegría en aquella ciudad.
9 En la ciudad había ya de tiempo atrás un hombre llamado Simón que practicaba la magia y tenía atónito al pueblo de Samaria y decía que él era algo grande.
10 Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, lo escuchaban atentamente y decían: «Éste es a quien llaman “el gran poder de Dios”
11 Le prestaban atención porque les había engañado por mucho tiempo con sus artes mágicas.
12 Pero cuando creyeron a Felipe que anunciaba la Buena Nueva del Reino de Dios y el nombre de Jesús, empezaron a bautizarse hombres y mujeres.
13 Hasta el mismo Simón, creyó y una vez bautizado, no se apartaba de Felipe; y estaba atónito al ver las señales y grandes milagros que se realizaban.
14 Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.
15 Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo;
16 porque todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.
17 Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
18 Simón, al ver que el Espíritu Santo venía cuando los apóstoles imponían las manos a la gente, les ofreció dinero,
19 y les dijo: Denme también a mí ese poder, para que aquel a quien yo le imponga las manos reciba igualmente el Espíritu Santo.
20 Pedro le contestó: «Vaya tu dinero a la perdición y tú con él; ¿Cómo has podido imaginar que el don de Dios se compra con dinero?.
21 En este asunto no tienes tú parte ni herencia, porque tu corazón no es recto delante de Dios.
22 Arrepiéntete, pues, de esa tu maldad y ruega al Señor, a ver si se te perdona ese pensamiento de tu corazón;