Page 1445 - Biblia el Unico Dios
P. 1445
14 Pero no mucho después se desencadenó un viento huracanado llamado Euroclidón procedente del nordeste azotó el barco.
15 La nave fue arrastrada y, no pudiendo hacer frente al viento, nos abandonamos a la deriva .
16 Pasamos por detrás de una pequeña isla llamada Clauda, donde el viento no soplaba tan fuerte, y con mucho trabajo pudimos recoger el bote salvavidas.
17 Después de subirlo a bordo, usaron sogas para reforzar el barco. Luego, como tenían miedo de encallar en los bancos de arena llamados la Sirte, echaron el ancla flotante y se dejaron llevar por el viento.
18 Y como la tempestad seguía sacudiéndonos furiosamente, al día siguiente aligeraron la nave.
19 Y al tercer día con sus propias manos arrojaron al mar el aparejo de la nave. 20 Durante muchos días no apareció el sol ni las estrellas; teníamos sobre nosotros una tempestad no pequeña; toda esperanza de salvarnos iba desapareciendo.
21 Hacía ya días que no habíamos comido; entonces Pablo se puso en medio de ellos y les dijo: «Amigos, más hubiera valido que me hubieran escuchado y no habernos hecho a la mar desde Creta; así habríamos evitado estos daños y perjuicios.
22 Pero ahora les recomiendo que tengan buen ánimo; ninguno de ustedes perderá la vida; aunque el barco sí va a perderse.
23 Anoche se me apareció un ángel, enviado por el Dios a quien pertenezco y sirvo,
24 y me dijo: “No tengas miedo, Pablo, porque tienes que presentarte ante el emperador romano, y por tu causa Dios va a librar de la muerte a todos los que están contigo en el barco.”
25 Por tanto, amigos, ¡ánimo! Yo tengo fe en Dios de que sucederá tal como se me ha dicho.
26 Iremos a dar en alguna isla.»
27 Era ya la décima cuarta noche que íbamos a la deriva por el mar Adriático, cuando hacia la media noche presintieron los marineros la proximidad de tierra. 28 Sondearon y hallaron veinte brazas; un poco más lejos sondearon de nuevo y hallaron quince brazas.
29 Temerosos de que fuésemos a chocar contra algunos escollos, echaron cuatro anclas desde la popa y esperaban ansiosamente que se hiciese de día.
30 Pero los marineros pensaron en escapar del barco, así que comenzaron a bajar el bote salvavidas, haciendo como que iban a echar las anclas de la parte delantera del barco.
31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: «Si no se quedan éstos en la nave, ustedes no los pueden salvar.»
32 Entonces los soldados cortaron las amarras del bote y lo dejaron caer.