Page 725 - Biblia el Unico Dios
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 5 cuando el Todopoderoso estaba aún conmigo, y en torno mío mis muchachos, 6 cuando mis pies se bañaban en manteca, y ríos de aceite destilaba la roca!
7 Si yo salía a la puerta que domina la ciudad y mi asiento en la plaza colocaba, 8 se retiraban los jóvenes al verme, y los viejos se levantaban y quedaban en pie. 9 Los notables cortaban sus palabras y ponían la mano en su boca.
10 La voz de los jefes se ahogaba, su lengua se pegaba al paladar.
11 Oído que lo oía me llamaba feliz, ojo que lo veía se hacía mi testigo.
12 Yo socorría al huérfano y al pobre, gente a la que nadie ayudaba.
13 La bendición del moribundo subía hacia mí, el corazón de la viuda yo alegraba.
14 Me había puesto la justicia, y ella me revestía, como manto y turbante, mi derecho.
15 Era yo los ojos del ciego y del cojo los pies.
16 Era el padre de los pobres, la causa del desconocido examinaba.
17 Quebraba los colmillos del inicuo, de entre sus dientes arrancaba su presa.
18 Y me decía: «Anciano moriré, como la arena aumentaré mis días.
19 Mi raíz está franca a las aguas, el rocío se posa de noche en mi ramaje.
20 Mi gloria será siempre nueva en mí, y en mi mano mi arco renovará su fuerza. 21 Me escuchaban ellos con expectación, callaban para oír mi consejo.
22 Después de hablar yo, no replicaban, y sobre ellos mi palabra caía gota a gota. 23 Me esperaban lo mismo que a la lluvia, abrían su boca como a lluvia tardía. 24 Si yo les sonreía, no querían creerlo, y la luz de mi rostro no dejaban perderse. 25 Les indicaba el camino y me ponía al frente, me asentaba como un rey en medio de su tropa, y por doquier les guiaba a mi gusto.
Job 30
1 Mas ahora se ríen de mí los que son más jóvenes que yo, a cuyos padres no juzgaba yo dignos de mezclar con los perros de mi grey.
2 Aun la fuerza de sus manos, ¿para qué me servía?; había decaído todo su vigor, 3 agotado por el hambre y la penuria. Roían las raíces de la estepa, lugar sombrío de ruina y soledad.
4 Recogían malvas por los matorrales, eran su pan raíces de retama.
5 De entre los hombres estaban expulsados, tras ellos se gritaba como tras un ladrón.
6 Moraban en las escarpas de los torrentes, en las grietas del suelo y de las rocas. 7 Entre los matorrales rebuznaban, se apretaban bajo los espinos.
8 Hijos de viles, hombres sin nombre, echados a latigazos de la tierra.
9 ¡Y ahora soy yo la copla de ellos, el blanco de sus refranes!
10 Horrorizados de mí, se quedan a distancia, y sin reparo a la cara me escupen. 11 Porque él ha soltado mi cuerda y me maltrata, ya tiran todo freno ante mí.
12 Un grupo se alza a mi derecha, exploran si me encuentro tranquilo, y abren hacia mí sus caminos siniestros.
Job lamenta su desdicha actual










































































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