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Santa Cruz, Bolivia
Viernes 21 de Noviembre LOCAL 3
del 2025
Yapacaní: Dos ancianos sobreviven
a riada aferrados a un árbol
EL DEBER
os adultos ma-
yores del Puerto
de Yapacaní,
Wilson y Guery
DV alencia
Orozco, lo perdieron absoluta-
mente todo tras la repentina cre-
cida del río Yapacaní. La riada
destruyó su vivienda, sus perte-
nencias y los pequeños cultivos
de los que vivían. Los hermanos La riada des-
salvaron la vida solo porque truyó la casa
permanecieron varias horas afe- de dos ancia-
rrados a un árbol de pacay para nos
no ser arrastrados por la co-
rriente.
El desborde los sorprendió
de madrugada, cuando descan-
saban en su casa. El agua in- zado, víveres y cualquier aporte arrebató todo, salvo la vida. aquello que la riada destruyó sin una mano en medio de esta tra-
gresó con tal fuerza que no que les permita comenzar de Los hermanos Valencia aviso, con la expectativa de que gedia.
pudieron rescatar ropa, herra- nuevo después de que el río les piden ayuda para reconstruir la gente buena pueda tenderles
mientas ni alimentos. “No nos
dio tiempo de nada. Intentamos
salir, pero el agua nos golpeó.
Mi hermano decía: ‘vamos a
morir’, pero yo lo animé”, re-
lató Wilson, conmovido al re-
cordar la desesperación de esa
noche.
Cuando el nivel del agua
disminuyó, los dos —empapa-
dos, descalzos y temblando de
frío— caminaron por más de
dos horas entre barro y escom-
bros, arrastrándose en algunos
tramos para no caer.
Un vecino los encontró, dio
la alerta y les proporcionó ropa
seca y comida antes de que fue-
ran trasladados en ambulancia
al hospital de segundo nivel de
Yapacaní, donde ingresaron con
signos de hipotermia. Aunque
ya están fuera de peligro, al
dejar el hospital se enfrentaron
a la dura realidad de haber que-
dado sin nada.
La riada no dejó nada, ni un
colchón, ni una prenda de vestir,
ni un utensilio. Entre los restos
solo se hallaron algunas calami-
nas retorcidas y objetos cubier-
tos de lodo. Su pequeña
producción de piña, plátano y
pacay, que era su único sus-
tento, también fue arrasada.
Hoy, Wilson y Guery viven
en total incertidumbre. No tie-
nen techo, ropa, zapatos ni ali-
mentos. Su esperanza está
puesta en la solidaridad de la
población. Requieren con ur-
gencia calaminas, ropa, cal-

