Page 24 - La Vida en el Sagrado Corazón
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EL LEBREL DEL CIELO
en cuyas escenas, como en un espejo, ve cada alma reproducidas las vicisitudes dramaticas de su vIda esplritual y. . . el Lebrel divino persiguiendola misericordiosamente.
EL LEBREL DEL CIELO
Le hui por los senderos de la noche y el dia.. . Le hui bajo los arcos de los afios. . .
Le hui por los caminos laberinticos
de ml menhe. . . Y la broma del lla'nto
me ocultaba a sus ojos. . o el fluir de la risa.
Corri en las esperanzas de las cumbres
y, veioz, me lanzaba
por umbrias titanicas de miedos como simas, de aquellos pies vigorosos huyendo.
Mas. . . sin prisa, a mi zaga,
con su paso seguro,
con tranquilo avanzar y augusta urgencia, el suelo hollaban. . . Y una Voz se oia con mas urgencia aun que aquellos pasos;
“LAS COSAS TE TRAICIONAN POR DESLEAL CONMIGO’
Suplique, a! mode de un proscrito,
ante las celoslas del corazon, que tienen
encarnadas cortinas y enrejado de amores
— pues harto bien sabia que AMOR me iba siguiendo- Pero me daba miedo tenerlo a El y abandonarlo todo.
Mas. . . si alguna ventana, menuda, se me abria,. cerrabala con furia el viento de su paso. . .
Mas que el miedo, el AMOR era raudo. . .
En mi fuga, cruce los linderos del mundo
y turbe los dorados quicios de los luceros
y, en sus puertas, di fuerte para pedir cobijo.
Desperte, con rumores dulces, con parloteo orgetino, los puertos palidos de la luna. . .
Dije al alma: "jVen pronto!” Y, al ocaso; "No tardes. “Sepiiltame con flores de tu cielo lozano
'■para que ese terrible AMANTE no me vez.
Con tu velo apagado, ocultame a sus ojos!".
Tente a sus servidores. . . Y halle solo
mi propia traicion en su constancia.
En la fe puesta en El. . ., deslealtad conmigo, fidelidad traidora y fie! engafio.
A las cosas veloces pedi que le llevaran. . . Las sibilantes crines aferre, de los vientos; Pero, ya navegaran como apacible flota
por las largas llanuras azuladas,
ya — guiados del trueno—
arrastraran su carro sonoro hasta los cielos. . . con borbotar de rayos, donde sus pies hincaran, mas que el miedo, el AMOR era raudo!