Page 17 - SANTACRUZ LIBRO
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La trágica noche de Santacruz 5
a los ciudadanos. Sintió que el corazón le latía con más fuerza, tenía
muchas ansias de encontrarse con el amor de su vida, abrazarlo, be-
sarlo, pero en el fondo una angustia la deprimió y tuvo el presenti-
miento y que sería la última vez que ella lo abrace y lo bese, porque
ese mismo día sería el más trágico de su vida. Aquel día domingo…
Alejandra no había tenido comunicación con su padre, Alain Centu-
rión, desde el día de su partida. En vano su progenitor intentó hablar
con su hija durante su estadía Nueva York. En realidad, Alejandra
comenzó a alejarse de su padre convencida de que él era el culpable
de la separación con Euclides, y eso no se le perdonaría nunca, jamás.
Y no solamente de la separación, sino de ser el principal instigador
para acabar con la vida del único amor de su vida. Eso no tendría
perdón. El día de la partida de Alejandra a EE. UU., a fines de mayo
de 1994, Alain Centurión no despidió a su hija en Viru Viru. Hubo
una despedida muy fría en su domicilio de la calle René Moreno.
Alejandra recuerda muchos años después de la ejecución de Eucli-
des, que su padre le dijo algo así como: “Es por tu bien que te alejes”.
Por eso decidió evitar el asesinato de su novio a cualquier costo. Se
alojó en un hotel Cortez de la avenida Cristóbal de Mendoza.
Lejos de su familia, Alejandra recordó su vida desde pequeña; era la
mimada de su padre, la más adulada de la familia. Todo cambió el
día que su padre comprendió que su enamorado, Euclides Santacruz,
había sido electo diputado y estaba en campaña para las elecciones
municipales de diciembre de 1995. La gota que rebalsó el vaso fue
cuando una mañana Alain Centurión vio en la televisión el informa-
tivo, su hija estaba acompañando a Euclides en un mitin político.
¿Porqué sucedió esto? Porque la memoria de Alain Centurión quedó
marcada para toda la vida por los relatos de su padre, Wociech Cen-
turión, quien cayó preso en 1938 y sufrió vejaciones en una inmunda
cárcel en las afueras de Madrid. “Hijo, nunca te metas en política,
yo luché contra el general Franco y casi muero en una mazmorra.
Nunca, pero nunca incursiones en la política, ni permitas que nadie