Page 267 - SANTACRUZ LIBRO
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La trágica noche de Santacruz 255
Una noche calurosa del otoño de 1997 en la avenida Viedma, “Bar-
barroja” tomaba un vaso de whisky. Era viernes. Enzo Bordenave
tenía ganas de divertirse. En el local “La guarida del Camba” hay
muchos clientes, unos beben cerveza, otros beben “encanelados”,
otros saborean chuflay, vinos argentinos y bolivianos. Es viernes y
el cuerpo lo sabe. En fin, hay ganas de pasar una noche alegre, todos
dialogan y hacen planes para rematar la noche en lugares poco reco-
mendables, donde se vea de lejos el foco rojo. Son clientes de todas
las clases sociales, empleados de bancos, empleados estatales, vaga-
bundos, meretrices, drogadictos, vendedores de golosinas y cigarros
ofrecen sus productos a los clientes, La avenida Viedma es ahora un
hervidero de gentío, unos pasan, otros se divierten y cantan canciones
que se escuchan desde un parlante gigante.
Es viernes y el cuerpo lo sabe.
En un momento hacen su arribo un grupo de músicos y le dicen a un
cliente:
-¿Le tocamos una pieza?
El cliente consulta: ¿cuánto cobran por cada interpretación?
-Depende jefecito –responde el que parece ser el jefe de todos-, tocamos
de todo un poco. Por ejemplo, les interpretamos el tema de Blooming,
de Oriente Petrolero, de Guabirá, de Real Santa Cruz, etc. Asimismo
boleros, taquiraris, etc. A 10 Bs por cada canción, jefecito.
-Entonces ándele, ándele. Métale “Curahuara de Carangas” y después
“El amor como el viento” y luego…
Entonces comenzó un ruido infernal, tronó la banda que interpretaba
canciones que pedían los clientes que ya estaban ebrios, unos discu-
tían, otros vociferaban y nadie se entendía. Un cliente gritaba: “ya te