Page 122 - LIBRO SANTACRUZ
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110 La trágica noche de Santacruz
le invadió una sensación de enojo, de ira, sentía disgusto por lo
que hacía, esas divagaciones perturbaban sus horas de estudio, sus
sueños, sus anhelos.
Pero, sin embargo, había algo que lo llenaba de entusiasmo, no se
sentía culpable por nada, volvía atrás escarbando el pasado, todas
las conversaciones con ella y nunca encontró un motivo que a ella
lo haya enojado o contrariado. Finalmente se dijo que aborrecía
lo que hacía, porque Alejandra ya no estaba a su lado, y lo que es
peor, no podía ni visitarla. Sintió como si una especie de falta de
coraje y desconfianza se apoderó de su cuerpo, ahora el estudio le
parecía servidumbre, una pérdida de tiempo que no podría reme-
diar nunca. Lo que sucedía es como ya dijimos, que él padecía
neuroticismo.