Page 171 - LIBRO SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                           159



            de colegio en colegio, de donde era expulsado, primero por no
            cumplir con las tareas, luego por discutir y golpear al profesor de
            educación física, luego por protagonizar riñas callejeras, por acoso
            constante a las alumnas, y finalmente, en un colegio privado le pu-
            sieron en su libreta escolar el sello rojo y lo condenaron para siem-
            pre, pues no podría estudiar en ningún colegio de Bolivia. Pascual
            Pascutini no trabajaba, salía a la calle, no pedía permiso a su tía,
            regresaba siempre borracho. Una noche llegó golpeado en el ros-
            tro, se supo que armó una reyerta en un salón de billar. Ese día se
            le acabó la paciencia a la tía, quien le advirtió por última vez: “Mi
            primo es propietario de una fábrica en el Parque Industrial, hablé
            con él y está de acuerdo para que trabajes en un buen cargo. Es lo
            último que hago por ti, tu madre sabe todo lo que sucede contigo,
            cabeza hueca”.

            -“No me gusta trabajar, pero vamos, intentaré hacer lo que pueda”,
            le contestó Tres PPP..

            Al día siguiente día, Pascual Pascutini se presentó a Industrias Plás-
            ticas Oriental S.A., su tío lejano habló poco con él. El cargo que le
            dieron era de auxiliar de gerencia y cobrador a los clientes, horario
            continuo desde las 7 de la mañana, el personal desayunaba y almor-
            zaba en la misma empresa.

            El Parque Industrial no le cautivó a “Tres PPP”, porque simple-
            mente él aborrecía el trabajo. El taxi que lo transportaba atravesaba
            manzana tras manzana, donde se alzaban industrias y fábricas. El
            Parque Industrial era el motor de la economía nacional, pero al
            hijo de Roberto Pascutini eso poco le importaba, por fin vio el le-
            trero Industrias Plásticas Oriental S.A., pagó la carrera al taxista
            y preguntó por su tío. Era la primera vez que comenzaría a trabajar,
            aprendería que la vida no es fácil y que hay que sudar la gota gorda
            para ganarse el pan de cada día.
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