Page 303 - LIBRO SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                            291



            punto de reírse cuando se dio cuenta que el auto estaba a su lado y Pul-
            garcito le apuntaba con su .44 Mágnum, ella arrancó como poseíada
            por el diablo, cruzó esta vez la avenida Guapay y no frenó más, cruzó
            la avenida Virgen de Cotoca a toda mecha perseguida por el Mercedes
            Benz. Ninguno frenó, los curiosos dijeron que la bella mujer tenía la
            mirada llena de ira y su acompañante tenía el rostro bañado en sangre,
            vieron también que Pulgarcito sacaba parte del cuerpo por la ventanilla
            y disparaba su revólver de grueso calibre.

             La persecución no tenía fin, el poderoso motor de la Ford Ranger
            permitía a Mata Hari rebasar todas las movilidades a su paso, no
            había tregua.

            Al llegar a la altura de la avenida Cumavi, Mata Hari embistió con
            su potente vehículo contra los motorizados que se disponían a virar
            a la izquierda para tomar la avenida Cumavi, la fuerza descomunal
            del motorizado era como un arma más para Simone Candau, quien
            apretó el gatillo de su metralleta y tiró una ráfaga al aire, los con-
            ductores despavoridos buscaron cómo huir hacia el sur, hacia la ave-
            nida Tres Pasos al Frente. La Ford Ranger atropelló raudamente por
            la Cumavi y el Mercedes Benz siguió el mismo camino. Antes de
            cruzar los rieles, Simone Candau viró a la derecha rumbo a la avenida
            Tres Pasos al Frente, en aquella zona poco poblada se desató la peor
            balacera, Baión Reilón y Pulgarcitro tomaron la decisión de acabar
            con la vida de Mata Hari antes de llegar a la avenida Tres Pasos al
            Frente.
            Pulgarcito disparaba con su .44 Mágnum y Reilón con una pistola
            automática, la mujer de la Ford era muy hábil, astuta y despiadada
            para huir a bordo de su potente motorizado, zizagueaba y esquivaba
            los disparos, en otro momento ella disparó su ametralladora e hizo
            añicos el parabrisas del elegante auto, todos los habitantes de la zona
            se metieron debajo de sus camas poesídos por un miedo colectivo.
             La Policía brilló por su ausencia, los habitantes de la Ciudad de los
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