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José Paulo –  La Decisíon Ideal  José Paulo –  La Decisíon Ideal

 Lázara Santos y Augusto Zanetti, ambos de 19 años, no admi-  un policía militar, un hombre íntegro, disciplinado, riguroso pero
 tían hacer nada separados, la complicidad y amistad de la pareja   muy protector. Se casaron y vinieron a São Paulo, entonces surgió
 era increíble, sumado a eso el foco en el trabajo para mantener el   la posibilidad de que mis tíos pudieran intentar también hacer su
 hogar. Inmediatamente, la casa de sus abuelos comenzó a llenarse   vida en esta tierra de oportunidades. Uno de mis tíos consiguió un
 de alegría y la primera en nacer fue mi querida madre, Cleusa,   empleo en una gran empresa de tractores ubicando también allí
 quien por muchos años fue el brazo derecho de la familia. Dividía   a sus hermanos, quienes fueron muy gratos por esa oportunidad.
 su infancia entre el trabajo en el campo, el cuidado de sus herma-  Cuando se celebra la fiesta de San Juan en la empresa, toda mi
 nos y el tiempo que le restaba se lo dedicaba a los estudios.  familia estaba presente, al final de cuentas todos trabajaban allí.

 Mi madre siempre me dijo que el trabajo duro mantenía a una   Yo frecuentaba las fiestas de esta empresa y lo que más me gustaba
 casa repleta de personas, que eran mis abuelos y sus doce hijos,   eran las enormes máquinas, sin hablar de las golosinas que servían.
 siendo dos de ellos adoptados. Todos los hijos a los seis años de   Dejando las bromas de lado, a los 12 años decidí que también
 edad comenzaban a trabajar con su abuelo en el campo, mientras   quería trabajar allí.
 mi abuela cuidad de los quehaceres domésticos. Ni zapatos tenían,   Si hay una frase que siempre cito es ‘’las decisiones deciden los
 pero sí mucha garra, determinación y eran muy felices.
          destinos’’, y allí estaba yo, un niño decido. A pesar de ser de mi
 Mi abuelo, un hombre de buen corazón, arrendó una hacienda   corta edad, nada para mí podría hacerse de cualquier forma, si
 para que con el dinero pudiese ayudar a una persona necesitada,   había a trabajar en aquella empresa, tendría que ser de la mejor
 pero desgraciadamente esa persona no le pagó y toda la familia se   manera. Entonces, conseguí estudiar en el Liceo de Artes y Oficios
 quedó sin un hogar y sin tierra para trabajar. Sin embargo, como   y mantener el foco en mi objetivo, que era trabajar en la empresa
 ya le conté, la determinación y la fe eran los motores que impul-  de tractores.
 saban a esta familia, que fue acogida por una pareja de la región y   De inmediato estuve allí, como la mascota de mi familia, traba-
 nunca desistieron.  jando en la misma empresa; ahora no ya no era un invitado de las
 Mal sabían lo que el destino les depararía, el día 17 de abril de   fiestas, formaba parte de todo aquello, tal como lo había decidido
 1971, una fatalidad causaría la muerte de mi abuelo. En aquella   y planificado. Estoy seguro de que la determinación y la fe de mis
 ocasión toda la ciudad se conmovió, la familia permaneció uni-  abuelos me acompañan hasta el presente.
 da, pero una vez más la fe y la determinación prevalecieron y mi   Pero antes de terminar este capítulo, no puedo dejar de hablar
 querida abuela Lázara, embarazada de su hija más joven, tomó las   de mi abuelo paterno, Júlio Pereira da Cruz, un hombre íntegro,
 riendas de la situación y los mantuvo a todos unidos y en el mismo   trabajador, de buen corazón, fue militar en el Noreste y ejercía la
 objetivo, que era tener una vida íntegra y de mucho trabajo.
          función de pocero. Imagine el reto que representaba cavar pozos
 Los años pasaron hasta que llegó el momento de mi madre for-  en los años 50, en las casas, cosa que era muy común en la época.
 mar su propia familia al conocer a mi amado padre, José Pereira,   No todos sabían hacerlo, pero esa era la única forma de captar agua



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