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José Paulo –  La Decisíon Ideal  José Paulo –  La Decisíon Ideal

 para ir hasta la empresa del cliente. Fui hasta la ciudad de Guaru-  por construir.
 lhos en la Gran São Paulo, llegué muy temprano para hablar sobre   En este instante, me acordé del episodio, que usted querido
 el pago, me pidieron que esperara, las horas pasaban y nadie me   lector leyó al comienzo de este libro, de cuando trabajaba en la
 atendía, estaba seguro que alguno de los colaboradores de aquella   fábrica y me di cuenta que el vendedor, era uno de los profesio-
 empresa le había avisado al dueño que yo estaba allí y cuál era el   nales más valorados por el directorio de la empresa. Esto entró en
 motivo de mi visita.  mi corazón, inmediatamente decidí ayudar a las personas a vender

 El dueño no apareció, sin una solución, salí de la empresa, me   más, de forma innovadora.
 senté en un banco de la Plaza Oito de Dezembro en Guarulhos,   Entonces, me levanté, mi ánimo se había renovado, con gran
 pensando cómo actuar y qué hacer. Con hambre, sólo tenía 35 cen-  alegría en el corazón definí una misión, ayudar al mayor número
 tavos en mi bolsillo, era dinero suficiente para comprar un pastel   de personas y empresas a promover sus productos y buenas cuali-
 árabe en una cadena de fast food que estaba a algunos metros de la   dades para todo el mundo.
 plaza, ese trayecto fue el más largo de toda mi vida.
            Usted que está leyendo este libro, le pido que entienda, nunca
 Si hubiera entrado a comer, no tendría como pagar el alimento   debe decir ‘’voy a recomenzar de cero’’, si está recomenzando usted
 y la tasa de servicio, sería un absurdo entrar y pedirle al camarero   tiene que analizar cuáles fueron sus errores y corregir la ruta, usted
 que me sirviese un pastel árabe.  no está más en cero.
 En ese momento observé el drive-thru, fui hasta la empleada y   Sólo que yo no estaba sabiendo venderme, vender mis negocios,
 le pedí que me vendiera un pastel árabe, ella me contestó que allí   no veía que, en forma figurada, como ya dije, estar en un tejado
 sólo podía comprar quien estuviera en automóvil y no a pie. Insistí   inclinado y húmedo buscando algo bueno en el horizonte, en rea-
 y ella me la vendió, y, por más simple que pueda parecer, para mí   lidad me dejaba más cerca de la caída. Entonces, el día 14/06/2003
 fue vergonzoso y no por orgullo, lo único que puedo decir que ese   decidí ayudar a las personas a que puedan vender sus ideas, proyec-
 fue un día trágico.  tos y productos, a sacarlas de un ecosistema de bajo valor.

 Precisaba de un lugar tranquilo para reflexionar, el fast food   Como ya le conté en el capítulo anterior, tuve algunos retos con
 estaba frente al Cementerio Primavera, parece extraño, pero entre   las ventas por la Internet. Éstos me llevaron a estudiar mucho el
 allí, me senté, pensé en mi situación y antes de echarle la culpa a   mercado digital, recomencé promoviendo comercialmente los ne-
 las circunstancias, algo en mi interior me dijo: ‘’Mira a tu alre-  gocios por la Internet, no sólo los míos, sino también los de otras
 dedor y observa: cuántos sueños enterrados, cuántas historias   personas, inclusive de aquellas que se convirtieron en mis clientes.
 no se pueden escribir más, este es el lugar más rico que puede   El tráfico y la conversión que en el pasado eran una barrera, aquí
 existir, pero toda la riqueza que hay aquí las personas se la   se convirtieron en un trampolín para el éxito mutuo.
 llevaron consigo y esa riqueza no son fortunas y bienes. Tú
 estás vivo, eres una persona saludable, tienes muchas cosas   Creé la empresa DSW, una empresa de soluciones digitales que
          llegó a ser la empresa más grande de América Latina en brindar

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