Page 23 - Libro Catecumeno
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Es la primera tarea en la vida, que no podemos delegar a otros:
darle un sentido profundo a nuestra vida, para ser realmente felices.
Mucho ayudará dar una mirada hacia atrás, para descubrir las
experiencias positivas que hemos vivido y las semillas de bien
sembradas en nosotros.
También otra mirada hacia adentro de uno mismo: qué semillas,
qué posibilidades hay en tu corazón.
Cuando nos acerquemos a Jesús
y profundicemos más sobre él,
descubriremos a un hombre pleno
y feliz: se entregó a su misión y fue
capaz de afrontar las dificultades con
tal de lograr sus metas. Los poderosos
no lo pudieron acobardar ni doblegar;
fue tierno con los niños y los enfermos,
fuerte con los corruptos y poderosos…
¿No quisieras vivir así, como él?
Cuando Jesús anuncia el Reino de su Padre lo concentra en una sola
palabra: “¡FELICES!”. El deseo de felicidad es lo más profundo en el
corazón de todo joven, de todo ser humano. Para lograrlo, el camino
más seguro es Jesús.
Lo mejor que puede ocurrirte en la vida, es encontrarlo. Sólo con Jesús
lograrás la felicidad verdadera.
4. INTERIORIZAMOS
• Ahora haz un poco de silencio para leer en tu interior el sentido que le
das o quieres darle a tu vida.
Señor, ayúdame a descubrir para qué me quieres en la vida.
Me has regalado dones y talentos, me llamaste a la existencia y
me acompañas en mi camino.
Muéstrame qué quieres de mí, aclara mi horizonte,
agudiza mi mirada para que sepa proyectarme hacia el futuro.
Ayúdame a descubrir el verdadero sentido de mi vida para ser feliz.
Y que pueda dar lo mejor de mí al servicio de los demás.
Jardinero de mis sueños, enséñame a dar fruto de las buenas
semillas que has puesto en mí, para el bien de los demás.
Señor Jesús, yo quiero ser un vaso nuevo, toma mi vida, hazla de
nuevo, llénalo con tu amor, y ayúdame a descubrir y fortalecer mis
cualidades, habilidades, mis talentos.
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