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Águila Blanca

                                1215.  ¿Qué  si  ese  en  verdad  fue  la
                                apertura de ese Sello?  ¿Qué si ese fue
                                el  Ángel  que  fue  enviado,  que
                                produjo  el  estruendo,  que  casi  me
                                levanta  de  la  tierra,  el  otro  día
                                estando allá?

                                1216.  Cuando  hubieron  tres testigos
                                parados  cerca, y que les dije antes de
                                ir  allá,  que  habría  una  explosión  que
                                casi me levantaría. Y yo fui recogido
                                por siete Ángeles, que venían hacia el
                                oriente.  La cosa casi  me  levantó del
                                suelo.

                                1217.  ¿No fue así, Hermano Norman
                                y  Hermano  Fred  Sothmann,  que
                                estaban  parados  allí  conmigo  cuando
                                esto ocurrió allí  arriba de Tucson? Si
                                eso  es  correcto,  levanten  la  mano,
           Hermano Fred y Hermano Norman. Allí están. Pónganse de
           pie,  para  que  la  gente  pueda  ver  que  ustedes  estaban  allí,
           como testigos. Con el primer estruendo, se abrió. Sí. ¿Qué tal
           si  es  así?  Estamos  en  la  última  hora.  ¿Ven?  [EL  PRIMER
           SELLO,  de  la  Revelación  de  los  Siete  Sellos,  páginas  161,  162,
           párrafos 400, 411, 412, 415. Predicado el 18 de marzo de 1963 en el
           Tabernáculo Branham, en Jeffersonville, Indiana, E.U.A.]

           1218.  El Hermano Roy Roberson, estuvo presente cuando se
           tomó esa fotografía allá en Houston. Cómo fue que su esposa
           se  le  dijo  por  medio  de  una  visión  lo  que  había  estado
           haciendo ese día, y cómo tenía ella un problema y que sería
           sanada. Y eso lo encaminó a ser creyente. Pero una noche el
           Señor    lo  despertó,  en  la  madrugada.  Parecía  que  él  y  yo
           estábamos sentados en Jerusalén, en la mesa de Comunión
           del Señor, y yo estaba hablando. El no lo podía entender.


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