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única ambición que perseguimos en el centro de un
viejo salón y quiero que te acuerdes y volver a
desgastar el suelo en cuatro tiempos y me invites tú a
bailar. En la noche que sucumbes a mis ganas de
intentar convencerte de que no conozco ni el bien ni el
mal, en la noche en la que nos encomendamos al
alzar, en el suelo de aquel cuarto me invitaste tú a
bailar. Sería más fácil comenzar por la verdad.”
Por favor no dejes de mirarme y de saber que entre tu
boca y la mía no hay motivos para complicarse. (Por
supuesto que aquí también te dejo la versión en
italiano: Per favore, non smettere di guardarmi e di
sapere che tra la tua bocca e la mia non ci sono motivi
per complicarsi).
Bienvenida a esta certeza de que te quiero aquí
conmigo y que me quiero, ahí, contigo. Bienvenida a
todo lo que desconozco de los ritmos de este mundo
que apenas empiezo a entender, y también, a los
ritmos que ya llevo en la sangre A+ y se disparan de
alegría cuando conectan con tus distintas texturas y
profundidades. A los resultados de la lectura de un
mundo que pese a que me ha tocado de muchas
formas, todavía tiene mucho que mecerme dentro.
Bienvenida a las enormes ganas que le quedan a mi
motor de acelerarse en tu compañía, de conocerte en
todas las vidas reales que quieras mostrarme.