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MaTERiaL COMPLEMENTaRiO DE La UNiDaD 1
La muerte retrocede ante la implantación del Reino
Con su resurrección, Jesús afianzó el Reino de Dios ya inaugurado con su vida y mensaje.
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Una realidad tan honda los cristianos tratan de expresarla hoy mediante diversos ritos y
Unidad 1 símbolos. Precisamente la Vigilia Pascual, la fiesta más solemne de la Iglesia, está llena de
alusiones a esta victoria rotunda de Jesús sobre la muerte. Conozcamos un poco más de
ella. Es una conmemoración litúrgica llena de símbolos: luces, flores, toque de campanas,
música, cantos. Uno de los ritos más significativos es la bendición del fuego.
Bendición del fuego
Al iniciarse la celebración, los cristianos se reúnen alrededor de una fogata, fuera del templo.
Esta simboliza el fuego nuevo, el triunfo de la luz sobre la oscuridad, de la vida sobre la
muerte; es decir, anuncia la victoria de Cristo resucitado. Por eso, se ora a Dios pidiendo que
este “fuego” destruya el mal que les impide ser felices: sus egoísmos, rencores, violencias,
vicios, etc. Sólo así serán luminosos, como Cristo resucitado.
En la llama de este fuego se enciende el Cirio Pascual, que representa la vida nueva de
Cristo resucitado.
Luego, entran en procesión al templo, cantando alabanzas a Jesús victorioso; el cirio
encendido va delante y, a partir de él, se van encendiendo las velas de todos los fieles
que siguen detrás. Simbolizan así lo que Cristo resucitado comunica a sus discípulos: vida
nueva, amor, perdón, alegría, esperanza.
Esta “Iglesia peregrina” representa el Reino de Dios aquí en la tierra, que un día llegará a
ser totalmente real en la eternidad. El cirio pascual, luz y guía para los creyentes, se coloca
cerca del altar y desde allí acompaña todas las celebraciones litúrgicas durante el tiempo
pascual.
El Fuego
El fuego ha sido por largo tiempo un signo de la presencia
de Dios. El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos:
la zarza ardiente en el monte Sinaí, la columna de fuego
en el desierto, las luces de las lámparas del tabernáculo,
y el fuego sacrificial en el altar del templo de Jerusalén.
Los primeros cristianos utilizaron el fuego nuevo como un
símbolo de la presencia de su Señor resucitado, la nueva
columna de fuego.
Al “paso” de Jesús desde la oscuridad de la muerte y el
pecado a la luz de la vida nueva o resurrección, lo llamamos
Misterio Pascual.
Uno de los testimonios más antiguos de la resurrección de
Jesús se encuentra en la primera carta de San Pablo a los
cristianos de Corintio, aproximadamente de los años 55-56,
es decir, muy poco tiempo después de la muerte de Jesús:
“Ante todo, yo les transmití lo que había recibido: que Cristo murió por nuestros
pecados según las Escrituras; que fue sepultado y resucitó al tercer día, según las
Escrituras; que se apareció a Cefas y después a los Doce; después se apareció a más
de quinientos hermanos de una sola vez: la mayoría viven todavía, algunos murieron
ya; después se apareció a Santiago y después a todos los apóstoles. Por último, se me
apareció a mí…”
1 Cor 15, 3-8